Aunque el apartado es un acto al que nunca he asistido, entre otras cosas por lo difícil que es conseguir entrada, me gustaría comentar sobre ello.
Un acto social, festivo, también hay algo de gente del mundo del toro, pero creo que son los menos. Dentro hay un bar que es lo que más éxito tiene, con txistorra y criadillas, regado con Manzanilla de Sanlúcar y algún vino de la tierra. Eso sí, deben meter cada sablazo que te dejan tieso. Por eso va mucho pijerío, según tengo entendido y sin que se me ofenda nadie.
Allí es donde se ve la gente que viste elegante, aunque sea de blanco y rojo, pero de marca. Normalmente les importa un pito el apartado en si, pero gracias a la prensa que va a sacarles fotos, pues se ha convertido en lo que es ahora.
En realidad me gustaría saber que porcentaje de la gente que va al apartado consigue ver algún toro, o si lo intenta siquiera. Yo solamente conozco gente que ha estado alguna vez, y de ver en la prensa la gente que sale en la foto, está claro que la peña va a figurar y a intentar codearse con gente importante. Resulta curioso que un acto tan estrictamente taurino como es el apartar los toros para la corrida de la tarde se convierta en un acto social, casi de crónica rosa.
La verdad es que aunque sólo sea por curiosidad me gustaría ir algún día para observar de que va la gente. Tiene que ser divertido. Y si de paso puedo ver como apartan los toros, que me imagino que como no te líes a gorrazos con alguno será imposible. Otro objetivo para las fiestas que ya se aproximan. De todas formas parece que sólo por entrar creo que cobran 9 euracos, y luego los pintxos que te metas y demás, te puede salir el aperitivo por un pico. Más todavía si te toca invitar, jeje.
Ya falta menos.
Yo he asistido dos veces, y puedo asegurar que a poco que vayas con un poco de tiempo, pillas sitio donde mueven a los toros y automáticamente ya ni te enteras de lo que se cuece en el bar, porque no puedes moverte de ahí.
En Pamplona es bien sabido que el apartado es un acto puramente social, donde la densidad de políticos por metro cuadrado alcanza límites insospechados. ¡Pa’ellos!