La masificaciòn que sufre el encierro de Pamplona en los ùltimos años està haciendo saltar la alarma. Lo ocurrido el año pasado, el retraso en el comienzo de un encierro, tiene que hacer pensar a las autoridades, a la Meca, y demàs colectivos implicados en algo que debemos defender para que no pierda su esencia.
En su inicio alla por el siglo XIV, muchos pamploneses salian con garrochas al encuentro de los astados que se dirigìan hacia la plaza de toros. En 1776 el Ayuntamiento decidiò la colocaciòn de un vallado permanente para el encierrro.
En 1867 se publica el primer bando municipal sobre reglas y precauciones que deben tomar los corredores. Pero el encierro se consideraba potencialmente peligroso, lo que originò varios intentos de suspensiòn del encierro. Pero el sentir popular obligò a las autoridades a seguir la tradiciòn.
Desde 1927 el encierro transcurre por el recorrido actual, siendo la ùnica modificaciòn la introducción del doble vallado en 1940, debido a la rotura de este por un toro que hirió a una espectadora.
Despues de hacer un poco de historia, lo que quiero decir es que la mas pura esencia del encierro pràcticamente ha desaparecido, en gran parte gracias al flaco favor que han hecho las retransmisiones televisivas, aunque a todos nos gusten ver imàgenes.
Todos recordamos esas fotos en blanco y negro, cuando corrian casi mas toros que mozos, ni siquiera iban vestidos de blanco, pero todos iban a correr delante de los toros. No como ahora, que hay una gran masa de individuos que ni siquiera tienen intenciòn de ver el asta cerca.
Continuarà………
La televisión es, sin duda, la culpable de los males del encierro. Sobre todo, las restransmisiones ejecutadas por ignorantes. Y a esto se une la memez de los que quieren que se les vea en la tele. Y para eso nada mejor que ir vestido de fosforito, para que me vean bien en mi pueblo. Gi-li-po-llas.
ya que volvéis a aludirme en vuestro blog, debo precisar que yo no voy a ir de fosforito.
los de la 4 del año pasado es como para recapacitar, el daño que se puede hacer tratando de convertir en espectáculo-negocio una tradición que bastante tocada está ya. Y encima recurriendo a los extremos: los comentaristas o eran una recua de paletos ignorantes traída de fuera, o eran los divinos de la muerte a chupar cámara (y me imagino que a engrosar la cuenta corriente, y si no, que me expliquen si tan divinos son por qué renuncian a correr a cambio de comentar).
Miedo me da que Cuatro vuelva a retransmitir este año, porque no hacen más que decir sandeces y animar a todos los capullos que solo pretenden hacerse ver.
Como dice el artículo, hay que recuperar la tradición.
¡Que se repartan garrochas y todos a picar a esos mamonazos que corren disfrazados de anuncio de colorines!
Por cada 10 ensartados, un cachi de regalo.