EL TORO Y EL NUEVO REFRANERO (I) – ZEZENA ETA ESAERA ZAHAR BERRIA 4


El mundo del toro tiene su importancia también en el lenguaje. Diferentes metáforas adornan la literatura y son muchos los refranes que tienen que ver con la tauromaquia.
Al ritmo creciente de anti taurinos me pregunto si se podrían adecuar estas expresiones a algo más políticamente correcto:

“Coger el toro por los cuernos”, es una de las más comunes y, se utiliza para afrontar cualquier tarea o problema de la vida diaria.
Dándole un toque más local lo sustituiríamos por “coger el ciervo de la Taconera por los cuernos”.

“Hablo el toro (o buey) y dijo mú”: Se aplica a las personas necias que hablan disparates. Podría sustituirse por “habló el político y dijo mú”. En principio se barajó la posibilidad de cambiarlo por “habló el gallo y dijo kikirikí”, aunque el sector más radical, los anti taurinos veganos, se niegan también a esta nueva acepción.

“Huyendo del toro cayó en el arroyo”: A veces queriendo huir de un peligro se cae en otro mayor. Pasaría a ser “hacerse un Carmen Alba”, en honor a la delegada que, huyendo de la incontinencia urinaria, se encontró con un toro en el callejón.

“Hasta el rabo todo es toro”. Pasaría a ser “hasta el final de la ubre de la vaca todo es teta”, rompiendo así otra lanza a favor del feminismo y su paridad refranera.

“¡Ciertos son los toros!”: indica la certeza de un suceso temido. Sería sustituido por “cierta es la crisis”.

“¡Siéntese en las astas del toro!”: ponerse en un sitio inverosímil. Lo cambiaríamos por “siéntese en un banco encima del parking de la Audiencia”.

“Tener un rejo como un toro”: en el sentido de resistencia, fuerza, salud. Me lo guardo para un blog sin horario infantil.

También hay otras expresiones como «ponerse como un toro», en el sentido de furioso; que pasarían a ser “ponerse como un tertuliano de Intereconomía, tras un mitin de Pablo Iglesias.”

Y también otra como: «Ser más cabrón que Montoro», que, no significa lo que parece sino que, en realidad, viene de la frase completa: «Ser más cabrón que Montoro, que era monte y era toro». Cuentan los viejos aficionados que en realidad se decía para referirse a aquello que no era «ni monte ni toro», a las cosas que se exageran y adornan en exceso.
A partir de ahora y respetando el pareado original se diría “Ser más cabrón que Osama Bin Montoro que estaba en la cueva y era moro”.


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