La característica fundamental de los movimientos sísmicos es que son difíciles de prever. Pocos profetas han acertado sobre cuando iba a abrirse el suelo y las paredes de la casa iban a crujir. Ni siquiera en aquellos años en que dos sierras de la Cuenca de Pamplona nos hacían sobresaltar cada día.
Pues yo de pequeño experimentaba un temblor de tierra al año con fecha y hora.
Como en sanfermines mi madre desaparecía de Pamplona y a mi padre era imposible exigirle la «diligencia de un buen padre de familia» 24 horas al día, mi hermano y yo sufríamos un exilio doradado a la Calle Zapatería. Con “las tías”.
La casa estaba situada justo encima del Pasaje de la Jacoba, el que une la calle Zapatería con la Plaza del Castillo. En ese edificio, una noche de sanfermines, temblaban los cuadros, chirriaban los cristales de las ventanas y vibraban las paredes. Si uno estaba tumbado en la cama, notaba el movimiento del suelo. No nos hacía falta ir a las barracas para experimentar emociones fuertes o tener el estómago encogido.
Para prever el temblor sólo había que seguir unas pautas: era en un día de labor, pasaba siempre tras el fin de semana y aunque nunca era puntual del todo, la hora de comienzo distaba más o menos media hora de las 23:59. Los cinco o diez minutos de duración despertaban a cualquiera.
Es difícil igualar el recuerdo de aquellos struendos, con la comitiva sonando en las entrañas de un edificio que temblaba por las costuras, pues la comitiva pasaba por dentro del pasaje ¿sabrían ellos del riesgo que estaban corriendo?
Recuerden, es Sanfermines, no ‘sanfermines’.
http://mariomoliner.blogspot.com/2010/07/es-sanfermines.html
Buenos días,
Mario
Y sin subvención. Me temo que no eran conscientes de que se estaban convirtiendo en la Falla San Andrés foral, e intuyo que tampoco les importaba. Grandes Struendos he vivido yo, aunque creo que ahora son demasiado marciales…
Igual ahora, con tanta batucada y el volumen de algunos bares, impresiona menos.
Sanfermines, ó sanfermines, ó sANFERMINES, ó si se desea SANFERMINES, todo empieza y acaba igual, en juerga, jajajajaja.
Recuerdo mi primer struendo (por que no es estruendo don Mario), en el que con un tambor de juguete me lo pasé cañon……
Vaya vaya, don Mario Moliner, de nuevo por aquí… siempre se aprende con su aportación, aunque me he dejado guiar por el enlace que usted ha insertado a su propio blog y he leído que considera los Sanfermines unos festejos más de mamarrachos que de personas.
Si usted no conoce personalmente estas fiestas, es evidente que le han informado muy mal o que se deja llevar por testimonios totalmente parciales (léase los programas sensacionalistas que tanto abundan hoy en día); y si las conoce, es evidente que sólo ha conocido la parte más negativa de las mismas, lo cual le sitúa en escenarios en los que seguramente no nos encontraríamos nunca.
Y si nos dejamos guiar por la definición que su denostada RAE da al término, permítame decirle que cada uno intenta huir de su propia «mamarracheidad» como mejor le parece. Le alabo el gusto de hacerlo escribiendo un blog para fomentar el buen uso del lenguaje.
Joe Don Mario, usted se conoce que no ha estado aquí, en los Sanfermines, a usted le han contado una pelicula y ha hecho caso a ella sin contrastarla……., pues es una pena, pero creame, esto es como el escribir, y rectificar es de sabios, así que tiene usted para rectificar bastante y hacerse muy sabio en su blog, por que aquí realmente nos importa muy poco como se escriba la palabra Sanfermin, lo que si nos importa son los Sanfermines, y creame que yo al menos personalmente, estoy harto que cualquiera la descalifique sin sentido y gratuitamente.
Dejenos que con los que somos de aquí ya tenemos bastante, creame, como para que ahora de fuera vengan a echar mas leña al fuego, ok????.
Espero que corrija sus articulos, por que alguno no tiene ni pies ni cabeza, al menos en lo que ataña a San Fermín, algo sagrado para más de uno.
¿Cuántos años lleva el Struendo?
El eztruendo? ni idea, oye, lo que sí se es que los san fermin-es llevan celebrandose un montón de años, en honor al patrón San fermín, palabra aguda, acabada en vocal, n o s, en consecuencia, con tilde.