Las cenas de escalera son un acto bonito y emotivo. Al reencuentro con otra gente, mucha de la cual no ves salvo en fechas sanfermineras, le siguen el típico brindis, los sabrosos y amplios menús o el sueño del día siguiente si la cosa se alarga más de lo normal.
Sin embargo, viendo la asistencia en mi peña a las mismas, me pregunto lo siguiente:
¿Hay relevo generacional?
La media de edad se eleva cada año y aunque vemos a los jóvenes en otras actividades peñeras e incluso, en el tendido, parece que no terminan de engancharse a estas cenas.
Cierto es, que la situación actual de crisis puede influir en que la gente prefiera ahorrarse ese dinero, pero la escasez de público joven salvo en días de fin de semana resulta preocupante.
Mucha de la gente que era habitual ha ido desapareciendo por diferentes circunstancias, pero vemos año a año que no viene nadie a sustituirles.
El hecho de que cada vez haya más eventos, fiestas de las peñas, de barrios también puede hacer que la gente se sature, pero creo que estas cenas, tienen un componente más emotivo o romántico que juerguista o culinario. Y sería una pena que fuesen a menos.
Como todos los grandes placeres de la vida, solo se aprenden a disfrutar cuando se alcanza cierto grado de madurez.
Correcto gaupa. Yo en las cenas a las que acudo soy de los pocos jóvenes. Y además observo que en los menús aumentan las sopicas y pescados hervidos mientras desaparecen morcillas, txistorras y demás tapavenas.
Sois unos antiguos!!!
A palo seco ya no es el que era. Si vuelves a escribir que sea para meter caña.
Muxus
bájate a la Armonía y verás!!! la última cuatro cuadrillas de chavales y los clásicos de siempre!