Faja roja, 10º DAN 3


En Japón, cuna del judo, jerarquizan la indumentaria sanferminera mediante el significado del color de la faja. Así, al igual que en el arte marcial, la evolución que cada uno experimenta en su sanfermineidad se traduce en los distintos colores que lucen en sus fajas.

La faja blanca, por ejemplo y vamos en orden ascendente, está reservada para los incautos que pasan las fiestas en Salou. Algunos, más tibios, pasan en Salou sólo unos días, tras disfrutar por ejemplo de los dos o tres primeros, o se van el fin de semana… en fin, las posibilidades híbridas son muy variadas. Ellos pueden lucir la faja amarilla.

Los que se quedan todos los días la pueden llevar naranja. Como veis, los requisitos para ir subiendo en el escalafón se van endureciendo.

La faja verde es para quienes además de quedarse todos los días, y suponiendo que tenga empleo, gasta días de vacaciones para disfrutar de los sanfermines, en lugar de escudarse en el trabajo para no tener que salir, y a pesar de que luego le quedarán menos días para ir a Salou con la familia. Pero es que además, habrá quien se eche a la calle absolutamente todos los días. Sin tomarse uno siquiera de respiro. Ni siquiera el fatídico día 8.

Cerrando este primer ciclo de los que se quedan todos los días, gastando vacaciones, y sin perdonar uno, están los que lucen el marrón, y no son otros que los que además son capaces de conciliar la fiesta de la exaltación de la amistad con la fiesta familiar, con la fiesta taurina, etc., etc., etc.

Llegamos a la admirada faja negra, al alcance sólo de perseverantes. Como sabéis, dentro de la faja negra los nipones tienen establecida una escala de cinco grados denominados DAN. Cada DAN se otorga a aquellos que se distingan por la excelencia en diferentes ámbitos festivos.

El primer DAN se adjudica a los gourmets que son capaces de encadenar en el mismo día, y de hecho día tras día, un desayuno a base de churros y chocolate, un almuerzo de huevos con magras y chistorra, un picoteo mientras se vermutea, una comida en toda regla compuesta por alubias rojas con rabo de toro y una buena chuleta, no vaya a ser que nos dé algo si comemos pescado, y sin solución de continuidad merendola en los toros, concretamente ajoarriero con gambas y un poco de helado de tiramisú, una cena de bocata por la calle, seguramente de lomo con queso, y una recena de fritangas de la Jarauta, a elegir entre chistor y panceta. Todo ello conveniente y más que suficientemente regado con tres o cuatro litros de cerveza, un litro de sangría, unos vermutes, los vasitos de vino de las comidas, y la imprevisible serie de cubatas, que pueden implicar la ingesta tranquilamente de siete cocacolas.

El segundo DAN lo ganan los que mantienen siempre la elegancia. Se sobreponen a lamparones, sudoraciones, jirones, quemazos, y demás incidencias. No hay que interpretar mal, no se trata de que parezca que no se ha salido del Casino Iruña en todos los sanfermines, ni mucho menos. Las huellas de la fiesta son inevitables, pero hay que lucirlas con dignidad si se quiere este segundo DAN.

La valentía es el signo distintivo del tercer DAN. Ahí está el encierro, actividad de alto riesgo, que sólo se puede correr con el kimono blanco. Hay actividades de menor riesgo, pero de emociones fuertes, como el propio chupinazo. Los participantes en ellas acceden al tercer DAN.

El cuarto DAN, y la dificultad como veis va en aumento, es para los capaces de mantener relaciones sexuales conscientes durante las fiestas.

Y el quinto y último DAN de la faja negra es para los que logran llegar a un estado nirvanoso semiautista de total desconexión de todo lo que ocurre fuera del perímetro del casco viejo, incluyendo por supuesto grandes acontecimientos nacionales o internacionales. Puede estar hundiéndose el mundo que no se van a enterar. No existen los medios de comunicación (salvo el canal local que ametralla con multirrepeticiones de los programas sobre las fiestas).

No para ahí la escala. Solo unos elegidos pueden superar la faja negra. El siguiente paso es la faja blanquirroja, que tiene a su vez 3 peldaños. El llamado sexto DAN es el premio a la antigüedad. Sí amigos. Hubo un tiempo en que no había móviles, y también la gente se encontraba, y quedaba, y se lo pasaba bien. Solo los más veteranos lo saben, y se desenvolverían como pez en el agua si hubiese por ejemplo una caída masiva de la cobertura.

El séptimo DAN tiene que ver con los conocimientos y la sabiduría sanferminera. no ya sólo de la historia de los sanfermines, que sí, sino de todo tipo de conocimientos. Hay que saber evitar por ejemplo que te la metan diciéndote que han quedado en el Gaztambide…

En el octavo DAN se distingue a los que siempre tienen alternativas y nunca tiran la toalla. Se pierden de su gente y eso no es ningún problema porque sin mucho esfuerzo encuentran a otras cuadrillas en las que son bien recibidos.

Llegamos al noveno DAN, y aquí ya hablamos de faja roja. Estamos a un paso del sumum. No podía ser de otra manera, hay que sentir devoción por el santo morenico, y se te tienen que poner los pelos como escarpias cuando escuchas alguna de las jotas de la procesión, o el agur jaunak.

Y por último, está la faja roja décimo DAN. Sólo unos pocos elegidos la han obtenido. El último requisito consiste en mostrar un amor abnegado por la parte literaria de los sanfermines, siendo por ejemplo lector asiduo de los peñazos del blogsanfermin, o participante en el mítico certamen de microrrelatos.

Como muestra, hemos querido ilustrar con una foto en la que, en la parte derecha, se puede atisbar a un elegido que ha alcanzado la gloria del décimo DAN.26-6-DE-JULIO2-150x150


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