Fallo del jurado del XV Certamen de Microrrelatos de San Fermín


Estimados amigos y lectores, esta misma tarde a las 19:00 en el Palacio del Condestable de Pamplona, se ha hecho público el fallo del jurado del XV Certamen de Microrrelatos, con los siguientes resultados:

Primeros tres clasificados:

Ganador: Secretos de familia por Manuel González Seoane.

clasificado: Kalejira por Itziar Olaizola Gorrotxategi.
clasificado: Make It All Come True Again por Larry Belcher.

Resto de finalistas:

clasificado: Cuerpo de élite por Andoni Ormaetxe Fano.
clasificado: Las dos vidas eternas de Esteban Domeño por Javier Carro Díaz.
clasificado: Programa de San Fermín por Mónica Florencias Josid Huber.
clasificado: Doppelgänger por Asier Rey Sala.
clasificado: Escapada por Ana Isabel Velasco Ortiz.
clasificado: Traca final por Carlos Velázquez Goya.
10º clasificado: La confusión por Esther Imízcoz Campos.

Nuestra más calurosa enhorabuena a todos ellos, así como al resto de participantes en este XV Certamen que nos han hecho disfrutar con sus trabajos. Y sin más preámbulos, aquí tenéis el texto ganador al que seguirán la próxima semana el resto de textos en sucesivas entradas:

SECRETOS DE FAMILIA – Manuel González Seoane

Todos recordamos el lejano día en que mi madre, durante la comida familiar que siguió al funeral de papá, dijo que quería hablarnos. Y entonces nos contó una historia disparatada según la cual habría conocido a Hemingway en los sanfermines de 1952, y había tenido con él una breve pero intensa historia de amor. He esperado a que muriera vuestro padre para decirlo –explicó– porque como resultado de aquella aventura me quedé embarazada de ti –dijo señalándome con la cabeza–. Éramos amigos, y el pobre se casó conmigo de urgencia para evitar un escándalo. Luego nos fue bien, pero jamás hemos vuelto a hablar del tema en casa.

Hubo unos segundos de silencio. Me pareció ver que un par de rostros mudaban de color. No el de mi mujer que, pese a la situación, se sirvió otra ración de cocochas. Nuestro hijo parecía divertirse con lo que estaba ocurriendo, y le siguió la corriente. Entonces, abuela, ¿yo soy nieto de Hemingway? No, cariño –dijo ella–. Pero esa es otra historia, y no voy a ser yo quien te la cuente. Y ahí sí que mi mujer dejó de comer. Días más tarde, fue ella misma quien encontró una residencia perfecta para mamá.