Hacer la goma 4


La memoria en Sanfermines es como los clclistas tocados en el Tour: hace la goma.

Puede que una tragedia de enormes dimensiones haya podido sacudir la ciudad a las ocho de la mañana que doce horas más tarde, si Padilla monta el taco en la plaza a todos se nos olvida por momentos.  Si el recuerdo es del día siete, durante la procesión, al cuerpo jaranero le parecerá que aquello sucedió en otro siglo el doce de julio. Sin embargo, al atravesar el rubicón de la madrugada del 15 de julio, con su sueño y su resaca, la memoria vuelve a estructurarse en la cabeza con cierto orden, componiendo un collage de recuerdos más o menos coherente.

El que esto firma tiene vocación de hombre orquesta en asuntos del cuerno, de manera que en el año de los cabestros locos, cabestros muertos, montones, matadores corriendo el encierro, toros dando brincos, delegadas a la fuga, morantes pegando petardos y pelotaris saliendo a hombros, este menda puede situar bastante bien el orden cronológico de los días. El problema es que dos horas después de cada evento taurino, almorzara, comiera o cenara con otras gentes o fuese perseguido por «el Coletas» que no perdonaba ni un vergazo.

De manera que estos días post-fiesta la gente me habla sobre sus encuentros sanfermineros conmigo, como si pensaran que recuerdo algo o que mi memoria estaba activa. Tengo unas lagunas tremendas y lo peor es que no están provocadas por el alcohol. Debe ser cosa del estrés o del olor de la resina de los tilos que este año pegaban más que la cola de carpintero.

A tal punto llega la cosa, que ya los hay que quieren aprovecharse de mí. Asegura Gaupaseitor haberme visto llevando por Jarauta los palos de la pancarta de su peña ¡Qué ocurrencias! Todos sabemos que los del Anaita con su pancarta son como los almonteños con la Virgen en el Rocío… no puedes acercarte a ella si eres un extraño. Tampoco reconoceré jamás que me dejé olvidada a mi mujer camino de los Corrales del Gas en la noche del seis de julio. A nadie se le escapa que esa conducta hubiese supuesto mi muerte sanferminera.  Y por supuesto sólo a una mente maledicente se le ocurriría pensar que aquel niño perdido en la puerta del patio de caballos era mi hijo (los chavales le llaman papá a cualquiera).

De manera que la memoria, por muy desarrollada que uno la tenga, sufre en sanfermines una prueba de estrés extrema.

A todo esto, ¿de qué os quería hablar hoy?


4 ideas sobre “Hacer la goma

  • pamplonudo

    Hay que tener en cuenta que los demás tienen las mismas lagunas que tú. Yo he jurado y perjurado haber visto a una persona el día 9 en los toros y resultó que no era ni esa persona, ni el día 9, ni en los toros.

  • gaupaseitor

    Doy fe de que yo lo vi con los palos.
    Estuvo voluntarioso aunque se le cayó la pancarta tres veces y el baile brillaba por su ausencia.
    Nada que ver con el glamour y el alto estilo que suelen tener unos veteranos socios en las salidas noctucnas (o quizás debería decir Dimasu encubierto) con la peña.

  • sanferman

    Sólo una duda.
    Ya sé que jamás reconocerás haber dejado olvidada a tu mujer camino de los corrales del Gas en la noche del seis de julio…..
    Sólo una pregunta: ¿qué día la recuperaste?

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