Allá por el primer certámen de micorrelatos de San Fermín, los sesudos miembros del jurado que evaluaba las obras finalistas advirtieron que estas se encontraban trufadas de hiperlocalismos. Es decir: de algunos textos saltaba la «lagrimica» entralazada con el pañuelo rojo en pleno «momentico».
No sabemos si la apreciación del jurado era positiva, negativa o una simple descripción del aire que respiraban las obras. El dato es curioso, pues tres certámenes más adelante, algunos concursantes foráneos protestaban en la creencia de que sus relatos no eran tenidos en cuenta por el jurado al no tener ingredientes suficientemente locales.
El pasado verano, en Sevilla, una cuenta de twitter comenzó a hacer furor. Un anónimo hispalense oculto bajo la cuenta @ranciosevillano [«Serranitos o muerte»] hacía las delicias del personal en la red. Hay que advertir que el adjetivo rancio, en Sevilla, no se utiliza con acepción peyorativa. Viene a parecerse lejanamente a lo que aquí sería un «casta».
Visto el éxito y alcance de aquellos tuits cargados de ironía y «sevillanas maneras», el sevillano rancio se animó a escribir una novela. El libro, «El asesino de la regañá» es un hiperlocalismo de 200 páginas que divierte incluso a lectores pamploneses. En ella un asesino en serie va eliminando por Sevilla chefs catalanes que intentan mancillar la gastronomía local, arquitectos herejes de las formas hispalenses o reventadores de su fábrica de cerveza.
Viene esta reflexión a cuenta de que las historias que pasan por este blog, plagadas de kalimotxos, marianitos mojados, villavesas y calzoncilladas quizá también tengan su público al norte o sur del Carrascal.
PD: ¿os imagináis una banda de justicieros ejecutando a herejes de nuestras fiestas?
Por alusiones, un reconocimiento al creador del término ‘hiperlocalismo’!
Un creador que luego vio que el término ya existía, pero que de igual modo se siente creador del mismo.
Fdo: Un exjurado sesudo
; )
¿Estamos hablando de fusilar al amanecer a todos los que corren el encierro chupando cámara y con camisetas de más colores que la bandera del orgullo gay?
Por ejemplo estafet…O alquilar un piso sobre las pijos txoznas y regar de kalimotxico a los pamploneses de castellanos, jeans de Polo y camisa blanca de Ralp Laurent.
Al sur también se os sigue y aplaude, doy fe… Un abrazo!!
Yo creo que los hiperlocalismos deben ser bienvenidos, dado el carácter tan sumamente hipolocalista de estas fiestas.
Otra cosa es que luego en un certamen de microrrelatos se premie por el carnet de identidad.