IV Edicion Certamen Internacional Microrrelatos San Fermín


Michael McGrath (Pamplona, Navarra)

THE RED SCARF

From the third floor, he stares at a plastic bag being tossed about by the breeze along a drab, dampLondonstreet.It follows an unwritten, unrevealed destiny. The carer’s shrill voice surprises him. «Antonio (Ann-toe-knee-oh)! Surprise! Surprise! Look! Who’s come to see you all the way from Spaaaaain? Your great grandson! He’s all dressed up special, just for you! Red scarf an’all. What do you say, Ann-toe-knee-oh?» Disconcerted by all the strange smiling faces, he fixes his tired gaze on the red neckerchief that suddenly floats and leads him slowly up some creaking stairs to an open door, along a narrow corridor and then to a room full of light where an inventory of sensations, sounds, smells and visions awaits him: an explosion of inexplicable joy; a mysterious, magic energy in the pushing and shoving bodies; the boys’ bravado; the bulls’ breath; the warm clear soup; Sour Face jumping out of the shade; the shrieks; the sunshine in wine rain; Aunty Julia’s potato omelette; the tireless bands; the endless music; the blissful exhaustion; that innocent, inviting smile…All he can hear is the insistent, incessant echo of «San Fermín!» and his trembling lips slowly whisper those two magical words once again.

 

Karen Zambrano (Cabudare – Lara, Venezuela)

El monje

El monje tiene un pensamiento recurrente. Parece que emerge de los cimientos del Monasterio de Leyre, sube por su sotana hasta la capucha y se instala caprichoso en su cabeza. Su vida se llena de angustias mientras “reza” y “trabaja”. Ya no hay silencio, un tormento persigue a su oración y hace tambalear sus votos desde los maitines hasta las completas. Una figura laica llamó su atención en la eucaristía del domingo, la luz que entraba por el vitral iluminó el rostro de aquella mujer, ninguna flor de los jardines de la Abadía podría igualar su belleza. Se llamaba Eva, la conoció veinte años atrás en sanfermines, cuando Alfredo Jaime Irujo se encargó de lanzar el chupinazo. Apenas era un chaval cuando tropezó con ella en la Plaza de Recoletas y quizás muy pronto sucumbieron a las mieles del primer amor. Eva se despidió con el «Pobre de mí», y pensó «Pobre de ti Francisco Javier que se han acabado las fiestas de San Fermín». Moribundo se enrumbó a la Sierra buscando un remedio a su pasión febril y encontró la paz por largo tiempo. Pero la guerra ha comenzado y a Pamplona ha de ir con una media y un calcetín.

 

Miguel Vicente Alonso (Pamplona, Navarra)

Justiciero

Calle Nueva hacia el Ayuntamiento, a escuchar los diálogos del miedo: las conversaciones nerviosas en Santo Domingo antes de que se abran los corrales. Este año es un francés de Iparralde, pálido. Sin conocerme de nada, me cuenta señalando al cielo que corre por su padre que ya no está, y que también corría. El silencio de los que sabemos que nos jugamos la vida empieza a extenderse ¡ Viva San Fermín!. El mozo a mi lado besa el capote del Santo antes de que lo suban a la hornacina, yo lo toco. ¡Gora San Fermín! Ese silencio ya es opresivo ¡Viva San Fermín ¡ Justiciero cierra la manada, los cuernos más grandes de los seis. Le llevo dos metros pero no me fío. Giro la cabeza, me mira. Nos vemos. Sostengo la fuerza de su mirada por unos segundos y me aparto porque sin llegar a derrotar creo que me ha fijado. De nuevo el miedo… : me ayuda a pegarme a la pared, a no tocar su asta mientras pasa a mi lado. El ruido se aleja, la adrenalina baja. No me ha pasado nada. Caminando, me salgo en la plaza del Ayuntamiento. Pasan los últimos mansos. La llamo : estoy bien.

 

ASCENSIÓN SOTOMAYOR BERRAL (ALGECIRAS, CÁDIZ)

LA FIESTA DEBE CONTINUAR

Daniel Moreno Para saber de ti 19/07/2012 ¡Hola, Silvia! ¿Cómo anda tu tobillo? No imaginas cuánto recuerdo la primera vez que te vi. Entraste despistada mientras te asegurabas que ésa era la dirección correcta: calle Nueva 22 bis, Pensión Aizpuru. Las dos únicas y minúsculas habitaciones individuales, la tuya y la mía, quedaron una junto a otra. ¡Convertirnos en inseparables fue tan sencillo! Te añoro. Besos. Daniel Sylvie Marichaud Y yo de ti 20/07/2012 ¡Hola, Dani! Aún molesta. Pero lo que más dolió fue el amor propio cuando, en la curva de Estafeta con Mercaderes, resbalé y caí ¡detrás de los toros! Todavía me sonrojo. Sucia, dolorida y avergonzada, me levantaste. Abrazados, enfilamos hacia la Plaza de Toros. En la pensión me vendaste el tobillo. Te echo de menos. Ni sé el porqué ni quiero indagar en ello. Sólo se me ocurre que nos une una misma pasión: SAN FERMÍN. No esperemos un año para volver a vernos. Mi «mala pata» me impide ir pero tú sí puedes venir. Hemingway, apasionado sanferminero, dijo que «París era una fiesta». Cuando llegues, París volverá a ser una fiesta. Besos. Sylvie Daniel Moreno ¡¡¡YA VOY!!! 20/07/2012 Cojo el primer vuelo. Te quiero. Daniel