Ángel Silvelo Gabriel (Madrid, Madrid)
ROMPIENDO EL SILENCIO
Oigo mugir a los toros rompiendo el silencio. No te levantes, me dice ella. Sólo son las once de la noche. Debajo de las sábanas imagino una carrera limpia junto a una luna llena, y me digo, no te preocupes sólo es el encierrillo. Sigo al acecho, aunque me quede quieto, pero ellos continúan insistiendo. Intento no oírlos, pero no puedo. Suena el primer cornetín rompiendo de nuevo el silencio y un segundo toque que confirma que todo está dispuesto. Apenas son cuatrocientos cuarenta metros, sin flashes ni gritos, los que separan los corrales del gas de los de Santo Domingo, pero a mí me gustaría salir a su encuentro… mi deseo de fiesta es tan intenso que me digo: ahí vienen, y los imagino pasar en silencio por el puente de Rochapea. Algunas noches oigo mugir a los toros rompiendo el silencio. No te levantes, me dice ella. Hasta mañana no será la verdadera carrera. Y como cada año, antes de dormirme bajo la cúpula del sueño, pienso en las zapatillas nuevas, en el pantalón blanco y en la camiseta, y sobre todo, en el primer cohete que romperá definitivamente mi silencio.
Blanca Oteiza Corujo (Vitoria-Gasteiz, Álava)
Ni un solo encierro
Mi abuelo era un navarrico de pura cepa, pero no corrió ni un solo encierro en su vida. No estaban hechos para él. Pero que no le gustara soltar anedralina delante de los toros no quiere decir que no supiera disfrutar de sus amados San Fermines. No había una sola mañana que no se levantara temprano para ver correr a los astados desde el vallado y tras las vaquillas comprar unos churros en la Mañueta, ni perdonaba un solo almuerzo de chistorra tras la procesión del Santo o el baile de los gigantes, ni había una tarde que no fuera a la plaza de toros con su ajoarriero, ni una sola noche que no disfrutara de los fuegos artificiales y las verbenas. Mi abuelo era muy navarrico, aunque ni un solo encierro corriera delante de los toros.
Santiago Navascués Ladrón (Alfaro, La Rioja)
Miradas de instantes previos
La anciana que coge sitio en el contravallado. El guiri que sube al árbol antes que nadie. La cuadrilla que apura el último trago a las puertas del garito de enfrente. El barrendero, santo Job de estos días convulsos. El cámara endiosado en las alturas. La rubia despampanante del quinto con el escote de vértigo. La pareja de japoneses fotografiando el adoquinado. Un gorrión que desciende a un charco, que bebe, que trina y que vuela entre los pasos de un yanki distraído. La pareja de enamorados en una esquina de la plaza del Ayuntamiento. El vendedor ambulante que ofrece gafas, y flores, y patos parlanchines a la concurrencia. Los divinos que se dejan ver y sonríen. La policía que recorre las calles en cumplimiento de la regla. Un peluche gigante con forma de toro azul que regala fotos para el recuerdo con sus andares de cowboy. Los voluntarios de la Cruz Roja tomando posiciones para atender los capotazos del santo. San Fermín entre pañuelicos rojos, siempre dispuesto, y los mozos que le lanzan vivas entre lúdicos y temblorosos. La mecha que se enciende. El txupinazo que retruena en el cielo pamplonés. Los toros que se aprietan y corren Cuesta arriba. ¡Viva San Fermín!
Jesús Tíscar Jandra (Jaén, Jaén)
Sigue, sigue, sigue…
La puerta de entrada a la plaza se hallaba cerrada, pero -pese a la extrañeza- no se alteró lo más mínimo. Se detuvo en seco y, tras él, toros y corredores lo imitaron. Se hizo un gran silencio, profundo y balsámico, en el que hubiese querido habitar para siempre. Con el periódico enrollado golpeó la madera y gritó en tono alegre: «¡Abrid!». Al instante se oyó un cerrojazo y el portón se abrió lo justo para dejarle pasar, tras lo cual volvió a cerrarse. Mientras tanto, en Telefónica, los servicios sanitarios ya habían recogido su cuerpo.
Jesús, yo te habría dado el primer premio (de momento, que aún quedan muchos por publicar). Esto es lo que yo entiendo que es un microrrelato… ¡y además es bueno! Si eres novel espero que te anime pensar que a alguien le ha encantado lo que has escrito.
¡Enhorabuena Jesús ! De todos los microrrelatos que he leído me quedo con el tuyo.Me parece excelente y,sí, yo también te habría premiado.
Pues muchas gracias, anjanuca y Felix. Otra vez será, digo yo.