IV Edicion Certamen Internacional Microrrelatos San Fermín


Mikel Ayerra Comino (Pamplona, Navarra)

La chica de la villavesa

Patxi y Andoni regresaban en la villavesa después de dos días seguidos de fiesta por lo viejo, y querían recuperar fuerzas antes de continuar con la juerga. Entonces, Andoni le dio un golpecito en el hombro a Patxi mientras le decía: «Mira, fíjate en esa tía. Está muy buena, ¿eh? Me juego 50 euros a que no eres capaz de ligártela». Patxi le echó un vistazo. Era una rubia impresionante, parecía salida de un anuncio de revista. «Los veo», le dijo a Andoni mientras se acercaba a la chica. Había un asiento libre a su lado, así que se sentó en él y puso un brazo alrededor de ella. «Dime, preciosa, ¿de dónde eres? Yo diría que del cielo, porque alguien como tú sólo puede ser un ángel. ¿Quieres que nos vayamos a tomar algo… y lo que surja?», le preguntó. «¡Pero Patxi! ¿Qué cojones te pasa?», dijo de pronto la rubia. Y mirándola más de cerca, Patxi vio que se trataba de Isabel, una prima suya. Estaba tan borracho que no la había reconocido. Pero Andoni por lo visto sí, pues se estaba descojonando vivo en su asiento. «Qué cabrón… Encima, he perdido 50 euros… ¿o tal vez no?», se dijo Patxi.

 

Antonio Berbís Fenollosa (Segorbe, Castellón)

«Aquí están, a mi lado…»

Una magia embrujada se eleva por encima de los sentidos. Te somete a danzar a son de una hora concreta y que mueve los hilos de las marionetas que somos ante la manada de toros que pronto bajará por Mercaderes. Solo faltan cinco para las ocho. Tres cánticos a San Fermín rompen gargantas de mozos pidiéndole protección. Estallido en el cielo. Periódico en mano que la alzo al cuello enrojecido por el pañuelo y acaricio débilmente a San Fermín bordado en él… Me pongo a correr rápido. Pronto llegarán a mí. Giro la cabez y miro hacia atrás. ¿Donde están…? Voces, gritos, me empujan… Oigo el sonido característico de las pezuñas martilleando el adoquinado. Aquí están, a mi lado. Su presencia infinita,aroma de toro, ruidoso paso, mirada fija, armas serías… No quieres que te adelanten, te ganan el paso, te arrimas, te apartas… Ya han pasado… Esto, para mí, es correr el encierro en San Fermín, esto y mucho más que estás pobres palabras que no saben describir lo que en el corazón y en el alma borbotean de pasión y sentimento en esos momentos, en ese suspiro… Mañana a la misma hora… Corren los Guardiola. Antonio Berbís Fenollosa

 

Carmen López García (Ciudad Real, Ciudad Real)

El último

No dejaba de mirar al toro, y de pronto se convirtió en un mamut con su tropa enorme, enormes orejotas, enormes colmillos de marfil retorcido y enorme cuerpo recostado a la sombra de ese árbol. Tuvo que parpadear unas cuantas veces para que el animal prehistórico recuperase su forma de toro con apariencia de manso bajo la encina… ¿Cuánto tiempo tardaría en extinguirse ese arrogante animal cuya razón de ser es el espectáculo: llamaradas en sus cuernos, correr entre desafiantes mozos y sangre derramada en el coso de una plaza? Regresó sobre su caballo, cabalgando al trote el territorio desde la vasta dehesa hasta el caserío. Ordenó al capataz que le diese agua y después lo cepillase, por ese orden. Soltó la fusta y su sombrero en el poyete de la entrada. Subió a su cuarto y rebuscó el atuendo. Mañana era el día. Entrada limpia en la curva Estafeta, como suele aparecer en los titulares, salvo el resbalón de un mozo que le puso emoción pero escaso peligro. Sus zancadas ágiles, limpias, sin atropellos. Un guiño a la pelirroja con su pañuelo rojo que le gritaba eufórica a la entrada de la plaza: You are my hero! You are my hero!

 

Gumersindo Durán Rodríguez (Granollers, Barcelona)

La esencia

Hace unos veinte años, en un viaje a San Diego, California, conocí a un pastor que había emigrado en los años 60 desde el valle del Urumea, y al entablar conversación con él, sus palabras cargadas de añoranza venían a describir así los Sanfermines: “Los Sanfermines son mucho más que una fiesta. A quienes hemos aprendido a disfrutar de los matices de la vida, podemos percibir en la brisa de la mañana la presencia imperturbable de los pastores ancestrales trayendo el ganado desde las dehesas, conmovernos con los cánticos de los mozos pamploneses encomendándose a su patrón, y admirar su valentía al verlos correr delante de los astados o a su lado, serenos y respetuosos con el riesgo. Al ver los encierros podemos sentir la fuerza que se desprende del toro, mientras trota cabeceando armonioso como un guerrero, tranquilo, pero preparado para embestir en un instante. En esos días, los navarros se juntan para disfrutar de sus costumbres centenarias y comparten su cultura, su alegría y su vino con los viajeros que vienen de cualquier parte del mundo”. Al recordar sus palabras creo que supo expresar la esencia, porque es la esencia lo único que queda después de tantos años.