IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


PAMPLONA, NAVARRA, LA TIERRA TE CANTA.

María Carmen Miguéliz Crespo

Por San Fermín, en San Lorenzo, bellos cantos escuché.
¿Entramos? Dijimos todas a la par.
¡Qué hermosura! Nunca, con esa dulzura, con ese amor, oí a San Fermín cantar. Una ofrenda y una jota, unas notas de guitarra, de bandurria, de acordeón se mezclaban con unos ojos clavados en mí. Yo miraba, sonreía y mis ojos retiraba. No se apartaban de mí.
Escuché embelesada, deseando que no pasara el tiempo, cuando, de las manos de mis amigas, casi arrastrada, del templo salí. Corríamos por la Calle Mayor, San Nicalás, hacia la Estafeta, tras otras músicas, tras otras diversiones El día transcurrió con alegría, toros y buen humor, con bailes, con canciones y esos ojos que por fin, reconocí:
A las ocho de la mañana, por Santo Domingo venía el encierro, ante el Ayuntamiento estaba yo. Un gran toro, casi a mis pies, amenazaba veloz.
¡Al suelo, al suelo! grité. El chaval que, delante iba, al suelo se tiró. El toro dio un salto y le respetó. Cuando se levantó, una mirada me dejó.
En la Plaza del Consejo, cantamos la oración del final de fiestas. El Pobre de mí, pobre de mí… Unos ojos me miraron y una mano, mi mano cogió.
 

UNA INICIAL EN EL PAÑUELO

Marialuz Vicondoa álvarez

Tenía que encontrarlo. No podía salir sin él. Revolví cajones, armarios, estanterías. Empezaba a ponerme nerviosa. Salían otros pañuelos, pero no el que buscaba, el de la letra marcada con rotulador negro en una esquina. Metí la mano hasta el fondo y en un rincón, santuario de recuerdos, noté algo que me estremeció. Supe que era. Lo agarré fuerte y saqué la mano. Ya lo tenía. Era. Ahí estaba la letra. Una inicial. Y no era la mía. La mía estaba en otro pañuelo, lejos, más lejos de lo que hubiera deseado nunca. Lo planché con cuidado, baja temperatura, bordeando la letra que, sin tocarla, me llevó a 356 días antes, un 14 de julio, cuando se despidió, el de la inicial. La plancha, tierna y lenta, pasaba sobre el tiempo, por cada día vivido desde aquel 6 de julio, cuando marcamos nuestros pañuelos con nuestras iniciales y nos los intercambiamos. “Para siempre”, dijimos. ¡Tantas promesas, ilusiones y emociones…! Todas las que se pueden tener con16 años. Siete amaneceres juntos. Un mundo, un universo infinito por delante. Así, nueve días, con el pañuelo al cuello permanente.
Varios sanfermines después vuelvo a coger la plancha, tengo dos pañuelos delante. Uno lleva mi inicial, el otro…
 

CUATRO SENTIDOS

Miriam Goizueta Bicarregui

¡Pum! Suena el cohete.
Los adoquines vibran y la calle retumba. Puedo oír cada vez con más fuerza el golpear de sus pezuñas al correr detrás de los mozos.
Fuerza. Mucha fuerza.
Una brisa cargada de un fuerte olor a toro me golpea la cara unos segundos y un escalofrío me sacude hacia la nuca como un látigo haciendo que mi corazón se agite.
Adrenalina.
Mezcla de idiomas y acentos se funden en un mismo algarabío: euskera, castellano, inglés, gallego, alemán, andaluz, francés… Un momento: ¿eso es mandarín?
No importa, aquí todos nos entendemos.
¡Mmm…! Huele a chistorra. Y a patatas fritas. Y… Y a lomo. ¡Vamos a desayunar!
La txaranga toca y suena un ritmo que inevitablemente siguen graciosos mis pies. Sonrío sin darme cuenta agarrándome a mi amigo por el hombro.
Y de pronto caigo en cuenta: debo llevar unas quince horas con una sonrisa tonta dibujada en mi cara. – “¡Hacía tanto que no sonreías así Miguel…!”- Me digo a mi mismo emocionado.
Supongo que desde que perdí la vista.
Pero es que San Fermín no trata de lo que ves. San Fermín trata de sensaciones, ¡de lo que sientes!
Trata, de sentirse vivo y de brindar por ello.