PESADILLAS
José Luis Mediavilla Fuidio
Correteaba descuidado por la dehesa; pero cuando dormía… jadeaba compulsivamente… mugía aterrorizado.
Un día lo facturaron lejos de sus pastos.
Javier nunca se perdía un encierro en sanfermines. Corría cada mañana delante de los toros, obedeciendo al antiguo ritual que hermanaba la fiesta con la tragedia.
La víspera apenas pudo dormir… Pesadillas… Una orgía de entrañas palpitantes y chorros de sangre caliente…Acosado por unos enormes cuernos… acaramelados.
Se acercaba la hora, Javier esperaba nervioso el primer encierro en la cuesta de Santo Domingo.
Explotó el primer cohete. Un remolino zarandeó a la marea humana, el segundo cohete la encrespó… algunos impacientes no pudieron esperar… ¡El tercer cohete!…
Una escandalosa algarabía de cencerros y juramentos… alaridos y bufidos.
Javier, asfixiado entre la manada, corrió y cayó. Apareció un toro armado con unos enormes cuernos… ¡acaramelados!… El bicho titubeó, pero otro astado azabache lo arrolló y lo aplastó contra Javier, indefenso. El toro azabache embistió de nuevo con saña y parecía que estaba próximo el fin de los dos…. Pero la muerte acechaba en otro lugar. Un balde de agua fría distrajo al demonio.
Javier miró al toro herido, el animal le devolvió la mirada. Luego, continuaron la carrera… separados.
LOS ENCIERROS DE ANTES
Plácido Romero Sanjuán
Los corredores terminan de cantar la tercera plegaria. Suena el cohete. Se inicia el encierro. Los mozos corren por la cuesta de Santo Domingo y llegan a la plaza del Ayuntamiento. Hay empujones y caídas. Varios corredores resbalan en la curva de Mercaderes. Una muchedumbre se agolpa en la calle Estafeta. Resulta imposible hacer una buena carrera. Todos llegan cansados a Telefónica. El recorrido se estrecha en el callejón. Se forma una montonera. Decenas de mozos son pisoteados. Por fin entran en la plaza. Pasan unos segundos. Se lanza un cohete. El encierro ha finalizado. Los mozos lo comentan. Ha sido rápido. Los más jóvenes se dispersan rápidamente. Los más viejos siguen discutiendo un rato más. Ha sido limpio, desde luego, pero gustaban más los encierros de antes, cuando había toros.
MALDITO ORGULLO
Sergi Capitán Herraiz
Con los años nos volvemos más orgullosos, y quien diga lo contrario miente. Era más fácil pedir perdón y disculparse de pequeño.
Viví en Pamplona tiempo atrás, pero para mí los sanfermines son sagrados y siempre he vuelto puntualmente en esas fechas. Al principio, al jefe de servicio le chocaba que me cogiera todos esos días de fiesta. Pero ahora, ya acostumbrado, todos los años cuando saca el cuadrante de las guardias del mes ya me los pone libres sin que yo le pida nada.
El año pasado me mosqueé con algunos de la cuadrilla. Como todos los años, estábamos apostados en uno de los balcones de la calle Estafeta esperando el paso del encierro cuando Eneko me echó en cara que no hubiera participado más en los preparativos con la peña. Me enfadé, él sabe que vivo lejos, hago guardias muchos fines de semana y que el poco tiempo que estuve en Pamplona ese año lo pasé con mi madrina.
Pero unos por otros, llevamos desde entonces sin hablarnos. Ni felicitarnos los cumpleaños, ni navidades, ni quedar un día para ver a Osasuna. Nada.
Suena el móvil. Un mensaje de whatsapp.
Eneko creó el grupo “San Fermín 2017”
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