IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


A TUS PIES

Mamen García Moreno

¡Estoy emocionado! Es día 6 de julio y llegan duros días de trabajo, con cientos de historias. Hordas de jóvenes me rebasan entre risas y conversaciones nerviosas. Algunos me pisan, pero no se disculpan. Se dirigen a la Plaza Consistorial porque ¡EMPIEZA LA FIESTAAAA!
Horas después, ¡ya estoy exhausto! Mientras la multitud va y viene, le pregunto a mi compañero qué tal le ha ido el día. Está cansado y sucio, pero contento… ¡Lleva un par de vasos encima!
Apunta el alba y disfruto de un momento de tranquilidad, cuando veo acercarse una pareja. Ella sonríe y se ruboriza. Baja los ojos cuando él la mira. Pero él… ¡Ay él! también está nervioso. No sabe cómo actuar. La observa de reojo estudiando su próximo movimiento… ¡Vaya par! Decido echarles un cable. Como estoy empapado tras una noche intensa, fuerzo un resbalón y ella se tropieza. Él la agarra por la cintura y ya no la suelta. A lo lejos los veo besarse. Sonrío y miro al cielo hasta que, de pronto, oigo un estruendo. ¡Mierda!, llega el encierro ¡Buffff! ¡Espero que no me sepulte un Miura!
¡Qué dura es la vida del adoquín!
 

SUS PRIMEROS SANFERMINES

ángel Maria Alfaro Diaz

Ahí estaba yo, acompañado de mi nieto en sus primeros sanfermines.
Desconozco quién estaba más emocionado, pero sospecho que era yo.
Miraba los ojos brillantes e inocentes del niño, abiertos de par en par. Esos ojos que iban a conocer la fiesta con una mirada nueva e inocente.
La emoción me embargaba, faltaban unos minutos para el chupinazo y la Plaza del Castillo estaba abarrotada de familias deseosas de presenciar el comienzo de la fiesta lejos de la abarrotada Plaza Consistorial.
Mi nieto miraba en derredor la plaza teñida de blanco y rojo, con la boca semi abierta, señalando con su dedito regordete a la multitud.
Yo imaginaba como iba a ser correr delante de los cabezudos, sus grititos emocionados. Imaginaba su carita viendo por primera vez a los gigantes, mirando sorprendido la tez morena de Toko Toko tan morena como él, tan morena como el rostro de San Fermín.
Añoraré llevarlo al Riau Riau, ya no es posible, pero hay mucho de lo que disfrutar juntos.
Quiero que aprenda los sonidos, los olores y todo lo que rodea a esta gran fiesta, quiero que mi nieto aprenda a amar a Pamplona y a San Fermín tanto como los amo yo.
 

VIVA

Blanca Ujué Goñi Allo

A Amal ya no le asustan las luces en el cielo. Resulta que en Pamplona, nueve días al año, siempre a la misma hora, el cielo se llena de luces, estruendo y olor a pólvora. A diferencia de su Damasco natal, aquí nadie corre presa del pánico y las sonrisas de los niños se iluminan con cada fogonazo. Tres meses lleva en Pamplona, tres meses que se cumplen el mismo día que miles de personas, ataviadas con los mismos colores, recorren las abarrotadas calles de la capital navarra entre risas y canciones. ¡Y qué decir de los encierros! Si su tío Amir hubiera visto a seis toros corriendo por una ciudad… pero su tío Amir ya no puede ver nada, así que Amal, casi como un ceremonial, conteniendo la respiración, se asoma todas las mañanas al vallado de Telefónica y no puede evitar taparse los ojos cuando algún Miura o Torrestrella se acerca demasiado. Y aspira el aroma que dejan los astados, los mozos, hasta el de los churros y el de la cerveza derramada y sonríe, sonríe porque está viva. Y qué mejor que sentirse viva del 6 al 14 de julio en Pamplona.