Como dice el dicho, a la vejez viruelas. Cuando se superan los sesenta años, todavía pueden experimentarse y vivir múltiples vivencias y experiencias sanfermineras:
– Puedes desear que se instaure en los bares el katxi de carajillo.
– Puedes correr el encierro desafiando a las leyes de la naturaleza y enfrentándote a toda tu familia.
– Puedes empeñarte para que no acaben las fiestas sin tomarte sin tomarte un vinito dulce de los que ponen en Antoniutti o en las barracas.
– Puedes quedar con los amiguetes de la Asociación e intentar recuperar el Riau-Riau.
– Puedes pasarte por la Plaza de la Cruz a las tardes y menear el esqueleto al compás de tus ídolos de juventud o artistas preferidos: Los del Río, la mítica Topolino Radio Orquesta, hasta hace pocos años el gran Manolo Escobar, etc.
– Puedes pasarte toda la tarde sentado en el Paseo de Sarasate viendo cómo se desarrollan en directo los programas televisivos locales. Además, te sale gratis.
– Puedes comprar algún boletillo cada vez que pases por la Tómbola.
– Puedes ir despidiendote de hacer plantes para el día 6. Te toca fijo cuidar a los nietos.
– Puedes acercarte al Taurino todas las tardes y ver la Feria rezumando aroma de entendido.
– Puedes leerte de cabo a rabo las noticias sanfermineras que vengan en los periódicos locales.
– Puedes intentar ligar o echar un kiki. Sí, sí. ¡¡¡ Que las fiestas cada uno las vive a su manera y cualquier edad es buena ¡¡¡.
– Puedes reservar todas las fuerzas para el Día de los Mayores y darte cuenta que sólo te montan una Misa y un Concierto Especial.
– Puedes cumplir cien años esos días y darte con un canto en los pocos dientes que te queden, pues te pueden una recepción en la Casa Consistorial.
– Puedes juntar a toda la familia en un aperitivo o comida familiar. Inviertes casi toda la pensión mensual, pero…………….. ¡¡qué feliz te hace reunirlos a todos vestidos de blanco y rojo ¡¡.
– Puedes estar todos los días a las nueve de la noche en la Plaza del Castillo. Cita obligada. ¡¡¡ Lo que te gusta el baile de la era ¡¡¡.
– Puedes sentarte en un banco y pensar cómo han ido cambiando las fiestas y la ciudad con el paso de los años. Y de paso, tú también, claro.
– Puedes descuidar el atuendo sanferminero y creer que con sólo llevar el pañuelo rojo puesto ya cumples. De eso nada. Debes darte cuenta que llevar esos pantalones azules de tergal o prescindir de la faja no te sientan nada bien. Es más, haces el ridi. Desentonas. Pareces un güiri. ¿ Y eso de portar boinas negras habiendo rojas ?. Por favor…… especial cuidado con esas cosas.
– Puedes disfrutarlos aunque te encuentres alojado en alguna residencia navarra. No hay excusa para sentirte partícipe de la fiesta. Casi todas ellas programan actividades festivas y retransmiten para los residentes el chupinazo, el encierro o las corridas.
– Puedes cagarte en aquel al que se le ocurrió el refrán «Por San Fermín, mocicos a la fiesta, abuelos a la siesta». Aunque, pensándolo bien…… ¿ no lo recitabas tú de joven ?
– Puedes inculcar a tus nietos la pasión, amor y devoción por las fiestas, llevándolos y explicándoles a cada uno de los actos programados.
– Puedes darte cuenta que cada año que pasa puedes estar viviendo tus últimos Sanfermines. Por eso, debes mentalizarte para disfrutarlos a tope. Y pensar acertadamente que sólo con haber vivido unos en plenitud a lo largo de tu vida, ésta ha merecido la pena. Imagínate si ya eres de Pamplona y has tenido la oportunidad de haber vivido muchos y de distintas formas. La dicha es infinita.
¡¡ Viva San Fermín ¡¡
¡¡ Viva Jubilmín ¡¡.
–
¡Viva!