La entrevista. 3


Pamplona, 7 de julio
10:45 horas, 20º grados. Despejado.
Carromato de Dominique.
Cirque de Paris.

El estado de ánimo en la que se encuentra Dominique, el dueño del Circo, se reflejaba a la perfección en su cenicero, donde descansaban los restos de media docena de habanos. La huida de una de sus principales estrellas, Charles, Elastic-Man acompañado de Elvis y Priscila, ambos chimpancés, aficionados a brotes psicóticos y al aguardiente, no auguraba nada bueno. Desconocía el paradero del trío de friks y lo que estarían haciendo en esos momentos.

Es por ello que había tenido que recurrir a la contratación de un detective privado para lograr encontrarles, evitando así los posibles daños que inevitablemente ocasionarían a la fiesta. Eso estaba fuera de toda duda. Además, había un pequeño detalle que agravaba más la situación: Había desaparecido la recaudación de la función del día seis .El terceto eran los principales sospechosos.

Un golpe de nudillos en la puerta anunció la presencia de detective.

-¡Adelante!

Una silueta a un bigote pegado hizo su aparición no sin problemas debido al bajo techo del carromato

-Buenos días Dominique, me dijeron que tiene un trabajillo para mi.
-En efecto señor…
-Papytu…

Tras ponerle en antecedentes, Dominique encendió su enésimo habano mientras ojeaba los periódicos. No había ninguna noticia que hiciera referencia a los hechos. De fondo, una televisión encendida mostraba la procesión de San Fermín.

-Como puede ver, estamos intentando buscar cualquier pista del paradero de Charles, Elvis y Priscilla. En su huida olvidaron coger la medicación de los chimpancés y se pueden poner de lo más divertidos, ya me entiende. Su objetivo será su localización y vuelta al circo de los fugados. Creemos que se llevaron además la recaudación del circo, así que recursos para esconderse no les faltan .No tenemos ninguna pista sobre su paradero.

Papytu, resacosamente lento asentía. De repente, su mirada cambió, pasando a ser de sorpresa.

-Creo que puedo tener una ligera idea de donde pueden estar, aseveró Papytu, alargando su mirada hacia el televisor.

El dueño del circo no daba crédito a lo que estaba viendo. Dos chimpancés estaban subidos a la estatua del morenico mientras arrancaban las pelucas de los porteadores del paso. Éstos, inútilmente intentaban alcanzarlos mientras que una alargada y elástica figura enfundada en un traje blanco y negro se estiraba de manera acrobática formando un círculo que rodeaba casi tres cuartas partes del paso.

Los municipales habían sacado las porras e intentaban golpear tanto a los monos como a Charles Elastic-Man. Los porteadores no podían aguantar más en equilibrio la figura del santo y el estupor era generalizado. Los mazeros intentaban agredir a limpio mazazo a los chimpancés sin éxito. Elvis y Priscila saltaban dando volteretas y lanzando todo lo que se ponía al alcance de sus peludas manos, alcanzando con puntería a los agentes. Era una batalla campal. También hacían uso de sus incipientes caninos en manos y brazos ajenos.

-Le ruego Sr. Papytu discreción y celeridad. No sabe usted lo peligrosos que pueden llegar a ser.
-Ya me estoy haciendo una idea- contestó Papytu, mientras daba por concluida la entrevista.

De fondo, el comentarista aseguraba que esto era un ataque premeditado de la extrema izquierda abertzale y que jamás había contemplado nada parecido. El Santo y su legendario manto yacían sobre los adoquines de la vieja Iruña, mientras dos chimpancés y un traje blanco y negro corrían calle abajo perdiéndose entre la marabunta.

(Continuará)

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