Ya hemos estrenado el 2014 y estamos camino del segundo escalón de la escalera. Es el momento de empezar a pensar que en 7 meses estaremos intentando subir DANES como dice Sanferman.
Hay muchas formas de vestir una faja, por ejemplo muchas chavalas llevan la faja por el interior de las hebillas del pantalón. Creo que es una forma adecuada de sustituir al cinturón y que no queda nada mal. Este método también lo usan los chiquillos, bueno, mejor dicho los padres que no quieren que los chiquillos pierdan la faja. Es un punto más a cuidar a parte de escribir los números de teléfonos móviles en los antebrazos. Hay padres bastante desnaturalizados que escriben en los antebrazos de sus hijos frases del estilo “Le gustan los espaguetis, devolvedlo el día 15”.
La faja debe llevarse anudada en el lado izquierdo y cualquiera que la lleve en otra posición adquiere automáticamente la identidad de «otopeloto» o como quiera cada uno identificar a los forasteros.
El decoro nos dice que siempre debe ir sobre el pantalón a la altura de las hebillas pero sobre ellas y la camisa por el interior del pantalón.
A parte del típico problema de que la faja cobra vida propia durante la noche y aparece con el nudo en la derecha y
la cambias de lado y vuelve a aparecer en la derecha y la vuelves a cambiar y aprietas más el nudo y no la ves porque la faja está debajo de la camisa y te has pasado con el último cachi de cubata y te la pones en la cabeza pero cuando te baja el subidón te la vuelves a colocar anudada en su sitio y cuando menos te lo esperas alguien te dice que se te ha caído la faja al suelo y la recoges con o sin dignidad y te la poner y cuando te vas a ir un amigo gracioso te ha atado a alguien y no hay forma de soltarlo y una vez que la has suelto la vuelves a apretar y llegas a casa y la faja ha desaparecido…
… y es que hay que gente que pierde todo menos la faja ….
Pero aunque la faja nos pueda dar problemas al adquirir vida propia, no hay que darse cuenta que tiene una labor psicológica importante al igual que el cinturón.
Es normal que hayamos cogido unos cuantos kilos en estas navidades y es normal que no nos preocupemos de la ropa hasta bien entrado junio.
Muchas veces nos empeñamos en ponernos un pantalón en el que entramos con calzador y sentimos la satisfacción de “haber entrado” en el pantalón del año pasado. Pero esta satisfacción dura poco, es más hasta terminar de cenar o hasta que has tomado unas cuantas copichuelas y estás inflado. La solución…. Soltarse el botón del pantalón, si no se ha suicidado antes. Es entonces cuando la faja realmente tiene su doble función, por un lado función sustituye perfectamente al botón del pantalón creando un maridaje perfecto e indisoluble entre la faja y la bragueta subida lo máximo posible que impide que el pantalón descienda libremente y por otro lado proporciona una cobertura perfecta ante la ausencia del botón.
Entre los DANES y su utilidad no se puede pedir más a un trozo de tela.
Espero que lo de ponerse la faja en la cabeza le haya pasado al amigo de un amigo, y no a tí. Eso anularía cualquier DAN que se pudiera haber conseguido.
Totalmente de acuerdo Pamplonudo.
Entre la faja en la cabeza y el pañuelico en la muñeca… algún día ya os contaré dónde llevaba anudado el pañuelo y qué le tapaba el exiguo triangulico de tela a una presunta carioca con la que me crucé al salir de comprar churros una mañana de esas espesas…