Uno de los aspectos importantes, que puede afectar directamente a nuestra salud y por ende arruinarnos las fiestas y tener que esperar al próximo año es la higiene. Durante estas fechas se da tanto la higiene como la falta de y sobre todo de esta falta vamos a ver algunos ejemplos
Puestos de comida ambulante o circunstanciales, tipicos panceteros y txistorreros de Jarauta a las tantas de la madrugada. Ni carnet de manipulación de alimentos, ni garantía sanitaria de los alimentos.
Barracas populares y peñas en los que al realizar turnos entre los socios o miembros (y miembras que diría la ministra 2.0), la higiene del servicio es directamente proporcional a la higiene personal de la persona que te atiende, e incluso un poco peor, ya que no es para él. La falta de oficio y el turno (la noche no tiene nada que ver con respecto al día) unido a la cantidad de alcohol hace que la limpieza de la barra sea la justa, que se amontone la suciedad y que las manos del que sirve no estén precisamente como para realizar una intervención quirúrgica. Hace ya unos cuantos años tras pasar una buena noche, decidimos tomarnos un bocata antes de volver a casa y nos dieron la salchicha, tras pasar por la plancha, todavía envuelta en el plástico. Al pasar por la plancha, supongo que el plástico debería haberse desinfectado e incluso se debiera haber deshecho, quemado, lo que fuera, pero no fue así por lo que igual pasó «al lado» de en vez de «por» la plancha.
En los toros en sol, por las propias circunstancias del tendido (no cabes, se te cae la sangría, se te ensucian las manos, no hay espacio material para servir correctamente la merienda, calor, sangría ingerida, etc.) la higiene se relaja un poco y a pesar de todo las cosas llegan bastante bien (al menos en mi zona). En este caso como en la mayoría, todo depende de la persona y de su propio nivel de higiene personal, que es lo que puede llegar a influir en el resto. Recuerdo una anécdota de hace varios años, cuando el día 14 se organizaba la mundial, de como un amigo recogió un trozo de melocotón del suelo, bien rebozadico de un color oscuro, como se lo metió en la boca y como lo ingirió sin ningún problema. El problema le vino a otro amigo que al verlo, se le aflojó el estómago y contribuyó a la suciedad de la plaza depositando en el tendido, por vía bucal, hasta la primera papilla.
Aunque en este artículo doy una visión un tanto negativa, la verdad es que la higiene en Sanfermín, como en cualquier otra fiesta, es la que cada uno esté dispuesto a recibir. Si no te gusta la que hay en un sitio, puedes ir a otro y puedo asegurar que hay lugares que mantienen el nivel del resto del año.
El tendido de sol sería un caldo de cultivo para experimentar el desarrollo de cualquier cepa bacterológica. Del ébola para arriba. En cierta ocasión, en un día de calor, unos bocatas hechos sobre las cinco de la tarde fueron depositados , en una bolsa de plástico, a los pies de cierto miembro de la cuadrilla.
Como quiera que uno tenía una pequeña grieta en el papel de aluminio, y estuvo en contacto con parte de esa zolda del tendido, al cuarto toro se había humedecido y sobresalía sobre este ¡una pequeña capa de moho!.
El pobre encargado de las meriendas aguanta , todavía a día de hoy, el choteo de sus amigos.
El nivel de higiene es el que cada uno decide aceptar. Y mucho tiene que ver el grado de melopea que lleve cada cual. O no vais a reconocer que habéis bebido de katxis que no sabéis ni quién os pasa… ¿Y si era un leproso?
Es que en fiestas más vale mirar para otro lado, porque si te pones finolis es mejor irse con la música a otra parte.
Si conocéis la historia de Howard Hughes, creo que lo habría pasado de recojones en sanfermin.