Ya estamos aquí una vez más, y gracias a los amigos de Blogsanfermin.com relatando otra de las muuuuchas anécdotas sobre las fiestas de San Fermín que cada uno de nosotros tenemos, cada uno de los amantes de unas fiestas sin igual (como reza la canción), y que conforme van pasando los días deseamos con mayor entusiasmo si cabe que lleguen y volvamos a pasar 9 días inolvidables, o como dicen los puristas, 204 horas llenas de momentos irrepetibles, porque cada año, es único. Ese almuerzo del día 6……., ese momento a las 12 del mediodía en la plaza………, esos almuerzos de cada día con ambientes soleados y buenas compañías……, esa comida y posterior sobremesa……, etc, etc…, momentos que claro está, en mis 151 años ya que voy a cumplir, no he tenido oportunidad de disfrutar, pero que tras oír en el paso de los años a los muchachos que nos llevan, le llevan a uno a hacerse a la idea. Solamente de lo que oímos que se cuentan entre ellos, de lo bien que dicen que se lo han pasado, a uno se le cae literalmente la baba.
Pero yo si me he de quedar con algo bueno y malo a la vez ha de ser con el día 6, día en el que nos hace una ilusión tremenda volver a salir y ser de nuevo durante unos días unos protagonistas privilegiados de las fiestas de San Fermín, ver las caras de nuevo de los niños, y no tan niños, ver a gente nueva, como nos esperan en nuestra subida de la estación, (mientras escuchamos los “improperios”, cariñosos eso sí, de nuestros porteadores, aludiendo a no sé que de nuestros pesos…….), puntuales a la cita de las 5 de la tarde. Unos aplauden, otros sin más se quedan boquiabiertos, y comenzamos nuestra andadura hacia las calles de la vieja Iruña. Es ahí donde tras nuestra enorme alegría va llegando nuestra inmensa desilusión, y es que, nos adentran entre el gentío que tras el cohete está con alguna copa de más, algunos incluso no saben comportarse, y no guardan el respeto hacia nuestra música, algunos bares se muestran inmunes a nuestro paso, ya ni silencian sus músicas a nuestro paso, y por muy grande que seamos nos empequeñecemos entre tanta masa. Nuestros porteadores además, deben de bailarnos entre cúmulos de basura (vasos de plástico, cristales, etc…) que aún no se han limpiado, con el peligro que da el bailar en esas condiciones, incluso se cometen fallos en las coreografías por la falta de sonoridad de la música en los compañeros de los extremos que no oyen, y si no, que se lo pregunten a Braulia, que hace unos años al darme la media vuelta en un baile me la encontré a más de 25 mtrs mía……
Luego también están los “patas” que los hay de fuera y de casa, el de casa se acerca pero sabe que en Pamplona infundimos un respeto, y que cualquier cosa que se nos haga le va a ser recriminada por la gente que esta viéndonos, pero al de fuera le da igual, y lo mismo se acercan con sus katxis a querer bailar con nosotros, que a hacerse una foto, pero no se dan cuenta de su estado, y que molestan más que otra cosa, porque no entienden el sentido de nuestra presencia, incluso más de uno ha ido a tirarnos para pegarse la gracia. Ó a los Kilikis, que en su afán de refrescarlos les tiran bebida por encima, ó les dan tortas a su paso.
Estas cosas incomodan, como tampoco me gusta que ese espectáculo lo vean los niños, porque muchas veces es lamentable, y ver esas cosas no hacen más que confundirles el sentido de la fiesta, que es el de pasárselo bien, pero no necesariamente bebiendo de esas manera y comportándose así. Debemos de tener en cuenta todos que ese día salimos como un “pincel” de la estación de autobuses, gracias al trabajo de los miembros de la Comparsa que voluntariamente y durante las tardes de toda la semana anterior, se prestan a dejarnos a cada uno de nosotros de una manera espectacular, y nos devuelven ese glamur que habíamos perdido en meses pasados tras despojarnos de nuestras ropas para comenzar los ensayos, algo que ya os relaté en mi relato anterior, y que nos gusta acabar bien ese día para recibirle al día siguiente a nuestro Santo con nuestras mejores galas, porque…….., acaso a alguno le hace gracia mancharse la ropa blanca nada más salir de casa el día 7 de cara a la Procesión????, pues para mí esto es lo mismo y es una gran faena.
Así pues, aprovecho la oportunidad que me da este Blog para que alguno reflexione sobre la necesidad o no de salir el día 6 de Julio a la tarde, porque si no hay Riau-Riau…….., bajo mi punto de vista no tiene sentido.
Uhff!!!, siento la parrafada que os he metido, pero no puedo reducirlo más, este año yo, tampoco me presentaré al certamen de Microrelatos en 200 palabras, jejejeje.
Un saludo, YFM.
Creo que los porteadores no quieren salir para seguir de farra todo el día. Y si no, se llama a la Delegada del Gobierno, y en un ti-ta te llena eso de antidisturbios como hace con la Procesión.
Los niños ven en sanfermines espectáculos de todo tipo. Más vale que va a lo suyo, que es dar por……
A mí la salida de los Gigantes de la tarde del 6 me suele pillar bastante cocido y por eso me emociona más.
El comportamiento de mucha gente deja demasiado que desear, y no solo para los Gigantes. Intenta salir el sábado de fiestas por el Callejón llevando la pancarta de tu Peña o tocando el helicón. De hecho ya no hay peñas que hagan salidas nocturnas en fin de semana por el peligro que corre la integridad física de sus músicos.
Empiezo a creer, por tanto, que el 6 de julio también se ha convertido en objetivo de botelloneros desfasaos, igual que las noches del fin de semana.