Las fiestas de San Tirso 5


El indisoluble binomio sanfermines – Estafeta no es tan antiguo como generalmente pensamos. El encierro, durante siglos, ganaba metros por la Chapitela para desembocar en la plaza de la plaza del Castillo, mientras la Estafeta, o mejor dicho, la futura Estafeta, era una calle extramuros del susodicho castillo.

No en vano, antes del siglo XVII la calle era conocida como la Rúa de Tras el Castillo. Por aquellos tiempos, a la altura de los actuales números 49 y 51, se erigía una basílica cuya advocación se dedicó a San Tirso, y finalmente, en otra suerte de sinécdoque, el santo acabó dando nombre no sólo a la calle, sino a parte del barrio.

Barrio de San Tirso, o como popularmente  se decía, Santis.

Y. lógicamente, la festividad de San Tirso era festejada en la calle de San Tirso.  De hecho, la juerga empezaba de víspera, quemándose en la puerta de la basílica  cohetes y voladores, y adornándose el barrio con colgaduras. Por la noche se encendían hogueras.

El día grande se celebraba una gran misa cantada, y a ver si adivináis cuál era el plato fuerte, oficios aparte… pues sí, se corrían bueyes (ya hay constancia en 1647). A veces más de uno. Y a partir de 1663 se corrían toros…

Pequeña maldad: ¿vendría gente por aquél entonces a correr los santirsos?

Se solía cerrar la jornada festiva con actuaciones de juglares que animaban el cotarro (correr toros, actuaciones de juglares… ¿de verdad ha cambiado algo en los últimos 500 años?).

Pequeñas historias dentro de la Historia. Los santirsos en la ciudad de los sanfermines. Demos las gracias a nuestro faro guía, a nuestro gurú, al doctor Arazuri, por considerar cada una de estas microhistorias como lo suficientemente importantes para ser publicadas.


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