Lucha grecorromana, lucha libre y boxeo 1


¿Lucha y boxeo en San Fermín? ¿Eso no lo hacen los cafres cuando van «contentos»? Pues sí, aparte de los cafres hubo un tiempo en el que, tal y como nos ilustra Arazuri, se realizaron combates de las diferentes modalidades como espectáculo en plenos Sanfermines.

Todo arranca con un forzudo de Urdiain, Javier Ochoa, alias el «León Navarro», que fue campeón de España, de Europa y del Mundo de lucha grecorromana. Para que nos hagamos una idea de la fuerza de este paisano, trabajando en las obras del Plazaola ganaba doble sueldo ya que era capaz de llevar los raíles él solo, siendo necesarias dos personas para el mismo trabajo y transportaba los sacos de dos en dos. Emigró a Buenos Aires y un buen día presenció el descarrilamiento de un tranvía tirado por caballos. El tiro era incapaz de reponerlo en los raíles y el bueno de Ochoa, ni corto ni perezoso, se puso a empujar con su espalda hasta que, en pocos minutos, lograron acomodarlo de nuevo a la vía. Ante la demostración de fuerza, un señor elegantemente vestido le dio su tarjeta para entrevistarse con él y lo introdujo en el mundo de la lucha grecorromana. Únicamente perdió ocho de los mil quinientos combates que peleó. Su hijo, Victorio, heredó su apodo y también fue campeón de España, Europa y del Mundo.

Durante las noches de las fiestas de 1913 se organizaron en el Euskal-Jai varios combates de lucha grecorromana, destacando los siguientes: día 7, el ruso Max Galant derrotó al alamén Breitman, Ochoa venció a Müller en ocho minutos; día 8, Ochoa ganó a Krawatski, el 9 a Max Galant, el 11 a Mamudof y el 12 a Mikalowitch.

En 1914, Ochoa ganó a Zarandona «el Caminero» y a Raku. Al final estos dos últimos levantaron una piedra redonda de 140 kilos.

En 1916, Ochoa aceptó un desafío del Campeón del Mundo Petersen añadiendo «… a que no me vence en cuarenta minutos de lucha», condicionando que el combate se celebraría en Pamplona y con una bolsa de mil pesetas. El combate se celebró en el Euskal-Jai, de noche y con llenazo hasta la calle, cada ocho minutos de lucha se concedían dos de descanso y al finalizar los cuarenta minutos, descontando los descansos, Petersen no logró vencerlo.

De 1949 a 1954, se celebraron durante los Sanfermines combates de lucha libre a la americana, alternando Plaza de Toros y frontón Labrit, en los que compitieron los hijos de Javier Ochoa, Antonio, Francisco y Victorio. Esta modalidad se recuperó en la década comprendida entre 1967 y 1977, celebrándose en la Plaza de Toros.

También, para no privarnos de nada, en dos fiestas se celebraron combates de boxeo, una en 1926 con Paulino Uzcudun contra William, que resultó un éxito y en 1969 Urtáin contra el campeón de Holanda Van Duivenbode que acabó con bronca a los gritos de tongo, tongo.


Una idea sobre “Lucha grecorromana, lucha libre y boxeo

  • estafetakoa

    Efectivamente, y tal y como refleja el libro Peñas de Pamplona, una historia viva, el combate entre Urtain y el holandés impronunciable se celebró en la Plaza de Toros, en velada nocturna.

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