MICRORRELATOS PRESENTADOS EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN


San Fermín de padre a hijo

 

Cargué las maletas en el coche y me despedí de mi hijo. Le pregunté por última vez si no quería venir con nosotros, pero insistió en que salía al día siguiente con sus amigos. Y por fin, lanzó la pregunta que sus ojos ya habían hecho días atrás. – ¿Y vosotros a qué vais a San Fermín con vuestra edad? Para ver los encierros desde fuera y meteros a la cama a las dos no merece la pena pasarse allí una semana. Recordé la primera que estuve en Pamplona, una sola noche durmiendo al raso y cenando las tortillas que había hecho mi madre. Lo pasé en grande, qué duda cabe, pero con el paso de los años, habiendo seguido invariablemente el plan de acción del primer viaje en cada ocasión que tuve de presentarme en San Fermín, me fui dando cuenta de que me estaba limitando a ver esta fiesta desde un solo ángulo. Y no había más que mirar alrededor, liberarse de los tópicos propios de quien conoce algo solo de oídas, para darse cuenta de que las posibilidades que se me ofrecían eran mucho más amplias y ajenas a la edad. Miré a mi hijo, y no pude evitar sonreír.

 

Javier Carrasco Cruz

 

 

Factores alterados

 

Si de por sí resultaba difícil plasmar en unas líneas las múltiples sensaciones que se podían tener en las fiestas de San Fermín, más aún lo sería sin haber pisado en la vida la capital pamplonica, esa a la que cada verano llegaban personas de ambos hemisferios y que él, empero, no conocía a pesar de vivir a pocos centenares de kilómetros. ¿Qué mejor excusa para vivir la fiesta desde dentro que participar en un concurso de microrrelatos sobre ella ? Sin pensarlo demasiado, se plantó en Pamplona un 7 de julio presto a captar todas las imágenes, olores e impresiones que pudiesen reportarle la información necesaria para elaborar un buen texto. El fallo del concurso le causó bastante contrariedad, pues tras haberse pateado la ciudad en busca de sensaciones que describir, de haber vivido el día y la noche de ese plenario de las Naciones Unidas en que por unos días se convertía el corazón de Navarra, su relato no llegó ni tan siquiera a ser finalista, algo que consideraba de todo punto injusto. Tras conversar con el ganador del certamen, se dio cuenta de su error de bulto: cambiar el orden de unos factores que en esta ocasión, si alteraba el producto.

 

Rafael González Casero

 

 

Scorpio Season

 

Sunrise is on, sunshine is on, the wind is on, sunset is on, moonlight is on, everything is turning on, because Scorpio season has come and the rain has gone, no more pain for my own.

 

Carlos Humberto Mancur Milian

 

 

Currículo vital

 

Fue un largo viaje. Me desencajonaron en la Rochapea. Pasé unos extraños días en un amplio corral, recuperando la compañía de mis hermanos y oliendo a huerta y a rio Arga. Al caer la noche corrimos con parsimonia, ante miles de atentos ojos, una larga y penosa cuesta arriba. Otra breve estancia hermanados y tensa espera. Tras la ruidosa noche, un luminoso amanecer. Se nos abrió de nuevo una puerta a la libertad. Salimos despavoridos y corrimos sin descanso. Iba muy asustado y apretando mis cuartos traseros a la manada mostraba mi cuerna a quienes voceaban y jaleaba la carrera. Cuestas, curvas, resbalones, un par de varazos desde atrás, gritos constantes y por fin un escueto callejón tras el que me abrí a un anillo de arena, de blanco y de rojo. Nueva entrada a corrales. Me observan, me separan, me encierran…Mal presagio. Oigo hablar de deidades procedentes de la dehesa. También mencionan unos sacrificios para la fiesta tradicional. Si nací para esto, qué otra cosa me queda que responder lo mejor posible a la naturaleza que me creó. Seré noble, bravo. Ascenderé al Olimpo. Moriré en esa arena, entre blanco y rojo. Triunfaré. Quizás llegue a ser el toro más sabroso.

 

Angel Mª Urtasun Uriz