MICRORRELATOS PRESENTADOS EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN


Ejecución

 

Karl apoya la espalda en las tablas y deja sobre la madera el sudor de la camisa. Tenía que llegar a la plaza. El cholo Arellano lo había dejado muy claro, nadie le perdía un alijo. Unos metros más atrás el colombiano Caracortada buscaba a Karl. De pronto el tumulto se movió como un trueno y Karl corrió calle abajo. De refilón descubrió al colombiano observándole friamente con sus grandes ojos de batracio. No vio como Caracortada saltaba y se mezclaba con los corredores. La manada se echaba encima y Karl corrió con pánico. Giró la cabeza y descubrió horrorizado al espigado colombiano apenas a un metro suyo. Recordó la faca de caracortada. Pasaba las horas jugando con ella. Corrió hasta perder el resuello hasta que de repente sintió un dolor inconmensurable en la espalda. Karl, súbdito noruego aclaró el telediario. Los labios de manzana de la locutora también pronunciaron el nombre del asesino de Karl, un toro sardo, alunarado y rebarbo. Playero.

 

FEDERICO MIGUEL MALDONADO BOLIVAR

 

 

Un año más…

 

El frío de la madrugada se nota en el vapor que flota, condensado, delante de todos nosotros. Los nervios, la tensión, se puede masticar y bastaría que alguien hiciera una tontería para que todo el grupo saltara como uno solo. Doscientos cuatro años me dan la suficiente experiencia para anticiparme a los problemas y, a pesar de que esta noche me he dado una vuelta por todo el recorrido del encierro, desde los corrales del Gas, hasta la Plaza, me gusta estar al tanto de los pequeños detalles. Junto a todos los ayudantes que van a estar vigilando el recorrido disfrazados de policías, barrenderos, sanitarios, volveré a hacer los encierros, protegiendo personalmente, a todos los corredores un año mas. Ya casi es la hora. Cada vez hay más luz, más ganas de que empiece el espectáculo. Veo que los pastores están listos y eso significa que dentro de nada el cohete saldrá hacia el cielo y su explosión dará la señal para que comience la fiesta. Miro a mí alrededor dentro del corral. Compruebo que todos los toros están en tensión y mis compañeros, los demás cabestros, también están preparados. Suena el estallido y las puertas se abren, toca trabajar protegiendo a los corredores.

 

Ricardo García Martínez

 

 

El primer paso

 

Sara era una chica soñadora. Le encantaba salir a pasear cuando llovía. Una tarde comenzó a llover y sin dudar un segundo salió a dar un paseo. Volvía a casa cuando se cruzó con un muchacho bastante apuesto. Se quedó embobada mirándolo incluso se dio la vuelta al pasar por su lado y advirtió que el también giró la cabeza para verla. Rápidamente volvió su mirada al frente con una sonrisa tonta. Jorge era un chico que amaba todo tipo de arte; la música, el teatro, la pintura… Una noche estrenaban una película y fue a verla. Cuando volvía se cruzó con una chica tremendamente empapada. No pudo de dejar de mirarla hasta que el diluvio y los árboles la camuflaron con el horizonte. Esa noche ambos soñaron que bajo ese aguacero se conocían y comenzaban una relación asombrosamente especial. Ahora, diez años más tarde, Sara vive con su familia en su casa ideal y Jorge disfruta con su esposa y su pequeña hija de cada exposición de arte. Pero tanto Sara como Jorge aún sueñan cada noche con aquel momento y se preguntan que hubiese pasado si alguno de los dos hubiera dado ese primer paso.

 

Daniel Garrido García