SIN PAREJA – Carina Castillo Peinado ( Ciudad Real, Castilla La Mancha)
Él escocés, ella de Pamplona. Tuvieron un romance en los Sanfermines del 83, y no volvieron a saber el uno del otro hasta las pasadas navidades, a través de una red social. Uno de enero…dos de febrero…contaban los días para verse de nuevo en las fiestas, pero ¿cómo se reconocerían entre la multitud? Ella llevaría una media y él un calcetín, como manda la canción. Desde que se divorció, por fin alguien se fijaría en sus piernas. Menos mal, pensó él, que desde que enviudó tenía todos los pares de calcetines sueltos.
——————————————————————————
LA ESPERA – Sagrario Loinaz Huarte ( Aranjuez, Madrid)
El aroma a café recién hecho inunda la habitación. La señora María, termina de planchar el pañuelo y lo deja al lado del pantalón y la camisa blanca. Seguidamente, sale al viejo balcón que da a la calle Estafeta y, apoyada en la barandilla, mira el ambiente sanferminero, mientras espera a que su hijo llegue para cambiarse de ropa y participar en el primer encierro.
Tras una impaciente espera… Comienzan a limpiar las calles… Retiran a los no aptos para correr… La alcaldesa hace su paseo… Tercer cántico a San Fermín… Suena el cohete… Pasan los mozos corriendo… El último toro entra a la plaza… ¡Final del encierro!
—Hoy no ha podido venir —se dice María a sí misma, con los ojos humedecidos y el rostro afligido.
Se retira del balcón y espera con vehemente ilusión la jornada siguiente. Y así cada día hasta el 14 que, una vez acabado el encierro, María dobla la ropa cuidadosamente y la guarda en el armario, entre nectarinas, hasta los próximos Sanfermines. Sobre el pañuelo rojo, coloca la foto de su hijo y un amarillento recorte de periódico:
´´ Un corredor muere aplastado por un toro en la curva de Estafeta´´
——————————————————————————
De nuevo aquí – Mª ELISABE UGARTE ECHEVERRÍA ( Pamplona, Navarra)
Es día 7 de Julio. Llevo mis mejores galas. Un rojo intenso destaca en mí. Por la mañana temprano asomo a la calle. Hay un gentío. Me va a costar llegar. No importa, no tengo prisa, deseo disfrutar mi camino. Brilla el sol, la temperatura es agradable, pero yo siempre llevo mi abrigo, la mañana pamplonesa suele ser fresca, de aires puros y limpios. Comienza mi paseo. Todos se empujan, pero nadie se queja, todos se ríen, todos sonríen. Aplauden. Niños, adultos, ancianos todos disfrutan, en familia, en cuadrilla, en pareja, todos en la calle.
Llego a la plaza, la plaza del Concejo otra vez. Espero un momentico, mi momentico. La gente está emocionada, sonríen, ríen. Me miran, se emocionan, lloran. Se hace el silencio. Alguien me mira y me canta. De nuevo mi querida jota, la jota de mi Navarra. Las mejillas de los mayores se empañan, los ojos de los jóvenes me apuntan con admiración mientras se vuelven cada vez más cristalinos, el asombro de los niños enternece. Se rompe el silencio, Pamplona entera me aclama. ‘Viva San Fermín’, me dicen. Mi momentico pasó, disfrutad, os presto mi capote, yo volveré.
Me gusta mucho, en el primero, la gracia con la que hace metáfora de la soledad humana a través del ‘despareje’ de medias y calcetines. Siempre me ha parecido muy misteriosa esa parte de la canción y aquí me presentan un posible sentido…