Obras III Certamen Microrrelatos San Fermín


Título   TRES MESES SIN SALIR                  Autor  TORRIJOS DÍAZ,      JUANI

Aquello era lo normal después de la batalla campal de un día de encierros de San Femín: la camiseta sudorosa y llena de manchas y barro, los pantalones destrozados dejando ver algún trozo de ropa interior, varios rasguños y magulladuras por todo el cuerpo como preciadas heridas de guerra, ni un gramo de adrenalina por quemar y la emoción recorriendo todo tu organismo de punta a punta como un potente rayo. Alegremente y confiado volvía a casa. Entré la llave en la cerradura, abrí la puerta, y allí esperándome en medio del pasillo, estaba aquella visión que me heló la sangre y me dejó paralizado. Unos ojos inyectados en sangre me miraban fijamente con impulsos asesinos. Y un bufido similar a los morlacos que momentos antes me habían perseguido llenaba el silencio de la casa acrecentándose por momentos y formando un eco aterrador en toda la estancia. Pensé en dar media vuelta hasta que un tremendo grito hizo tambalear mis piernas y cambiar rápidamente de opinion. -¡Castigado tres meses sin salir!-Gritó mi madre con toda la furia que era capaz, al verme llegar en tal estado.

  Título   Sin poder dormir.                    Autor  Monreal Moreno,        Beatriz

Aún no ha sonado el despertador, pero ese cosquilleo que lleva rato rondándote por todo el cuerpo no te deja dormir. Das media vuelta, y aunque todo está a oscuras, los números rojos de tu despertador alumbran cada rincón de tu habitación. En ese momento haces un barrido de tus recuerdos, esas fotos que llevan tiempo en tu pared, como símbolo de grandes momentos: tu primer Chupinazo en Pamplona, con toda la cuadrilla reunida; ese concierto en el cual conociste a gente nueva y pudiste poner en práctica tus estudios de inglés, que tanto esfuerzo te costaron; o esa otra instantánea, en la que esperas en la barrera del encierro, a falta de 6 minutos para que los toros, como cada mañana, comiencen a correr tras los corredores, aunque sepas que pasarán tan rápido como las últimas fiestas. Pero tu vista se para, ves la silla de tu habitación, donde tantas horas has pasado estudiando. Hoy esa silla es otra, porque alberga mucho más que ropa. Toda ella planchada y lavada para estar impecable. Sabes que aún te quedan un par de horas de sueño, pero es el momento de vestirse y prepararse para el gran momento, que a las 12 parará el mundo.

Título   ENTEREZA                Autor  SAIZ MINGO,            JORGE

Nada más comenzar el encierro, él tropezó con una caída de alevín y el mal fario se estrelló contra la seriedad del pavimento. El revés del muchacho azuzó la histeria del público y los toros, crecidos, urgentes, arrollados en un barullo de pezuñas, se acercaron poseídos por el delirio. Ella esquivó a los patosos con un acelerón de rayo y giró la cara sin dejar de avanzar porque el hálito primitivo de los rumiantes, entre vivas a San Fermín, empellaba a los corredores en pos de la salvación. Sin embargo, solo pudo distinguir un montón de miembros enredados y rostros excitados. En ese instante la imagen de los dos, equilibrados por el afecto, entrenándose la víspera por los alrededores de Pamplona, se dibujó apresurada en el lienzo de su memoria de veinteañera. Pensó enseguida en el posterior e insoportable hueco de la ausencia y le imaginó herido de muerte, teñido de granate, introducido en volandas en la inutilidad de una ambulancia. Cuando llegó a las inmediaciones del callejón, se detuvo y se volvió indefensa, sin miedo, aguardando en vano la aparición de su hermano hasta que los bóvidos, más negros que nunca, ansiosos por cornear, se toparon con su entereza.