Pereza 3


A mí los sanfermines cada vez me dan más perezaca,  la verdad, pero tampoco se me ocurre otro lugar mejor en el que estar durante esos días. Que yo sepa solo he faltado a la cita dos veces. Una fue durante los del 78, cuando mi madre cogió el 127 y nos sacó de Pamplona entre pelotazos y barricadas de fuego. Lo cuento aquí. La otra fue el verano en que estuve en el basurero de Manila, eso lo cuento en el libro que acabo de publicar, aquí (sí, ya lo sé, otro “yo-he venido-aquí-a-hablar-de-mi-libro-, pero es por no romper la tradición, en esta web). Aquella vez le pedí a mi chica, de la que me acababa de enamorar justo entonces, antes de irme de viaje durante cuatro meses,  que me mandara un SMS cuando tiraran el chupinazo. Pi-pí, el cohete estalló en mitad del basurero de Payatas y fue una de las veces que lo escuché de más cerca. Me emocioné y todo. Mi corazón era el bombo de una charanga. Por mis mejillas rodó una lagrimita que sabía a champán del barato y a huevos del Museo. En los huevos, precisamente me metió un cañonazo un chavalico del basurero con una lata de Pop-Cola a la que le había soltado una patada, devolviéndome de golpe a la triste realidad. Yo estaba a doce mil kilómetros de la plaza del ayuntamiento y me dolían los testículos y el corazón.  El chaval llevaba puesta una camiseta de Ronaldo (del de entonces, si llega a ser el de ahora le hago comerse la lata).  Del Ronaldo de Brasil, que acababa de ganar el mundial hacía unos días. Fue aquel mundial de los corronchos de Camacho. Qué risas nos echamos en un karaoke viendo el partido contra Corea. Años más tarde Camacho entrenaría  a Osasuna, quién nos lo iba decir,  luego lo echarían por paquete y él diría que porque algunos no le perdonaban que comentara –es un decir— los partidos de ¡España, España! en otro mundial (otro mundial con sanfermines). Joder, con Osasuna, por cierto. Yo hay algo que no entiendo. Bajan a segunda y todo se va al garete. Pero que Osasuna bajara a segunda alguna vez debería entrar dentro de lo más que  previsible ¿no?  Vivimos en un lugar en el que todo es chupilerendi hasta que no lo es y entonces resulta que no lo ha sido nunca. Bueno, que no sé, que a mí el fútbol cada vez me da también más perezaca. Un equipo que juega una final cada fin de semana al final aburre; o verlos un día sí y otro también en las portadas del periódico. A ver si en vez de eso un día ponen ya quién va a tocar este año en los conciertos de los Fueros.  ¿Se sabe algo? ¿Viene alguien que pueda hacer sombra al cartelón de Baluarte? Bueno, da igual, yo total no creo que vaya a esos conciertos. Para mí los sanfermines consisten ahora en andar pintando con un boli números de móvil en los brazos de los niños. Y tampoco sé si me apetece otra cosa. Como ya casi no me emborracho veo las cosas de otro modo. Los sanfermines ya no me parecen las fiestas de mi pueblo, sino un botellón en el parking de un Mercadona gigante. Los graciosos, los castas solo son patas borrachuzos que pueden pisar a mi hija. ¿Por qué está ese pavo meando en una pared si acabo de salir del baño y no había nadie esperando?… Bah,  será que me estoy haciendo viejo. Y además, la pereza es un pecado capital. Como la gula y la ebriedad. Puro San Fermín.  Este año creo que tampoco me los pierdo. Y si me los pierdo, me mandáis un SMS.

 

 


3 ideas sobre “Pereza

  • pamplonudo

    Yo más que perezaca tengo ganacas. Claro que aun no estoy en el época de ir escribiendo teléfonos en los brazos, ha no ser que ellas me lo pidan…

  • Selimpialecalzado

    Joer, a mi la perezaca me suele entrar el dia 15 de Julio, cuando vuelvo a trabajar. Y es que 9 días de fiesta son 9 días de fiesta….., uhffff…, que poco queda!!!

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