[simage=64,512,y,left] No pretendo parafrasear campañas turísticas ni desanimar a posibles debutantes en nuestra Plaza de Toros. No. Lo que pretendo es comentar la curiosa metamorfosis que sufren buena parte de los asistentes a las corridas del ciclo taurino sanferminero. Padecen el proceso contrario al del gusano que se transforma en mariposa, no sé si me explico. Sobre las cinco de la tarde, los locales de las Peñas se llenan de socios que van a echarse un pote antes de los toros. Da gloria verles, relucientes, la ropa blanca impecable, bien planchada, los rostros frescos y alegres. Se pueden escuchar conversaciones coherentes y los perfumes femeninos o pour homme dominan la atmósfera. A partir de las cinco y media cada Peña se dirige hacia la Plaza, portando altaneras sus pancartas, a ocupar sus respectivas ubicaciones en Tendido y Andanada. Cargan con ollas, tupperwares, neveras y cubos con los que acompañar la tarde.
[simage=65,512,y,right] Pero, ¡ay! del retorno a eso de las nueve de la noche. La ropa es ahora sonrosada o directamente morada, las perneras de los pantalones se han remangado hasta la rodilla (o peor, una garra remangada y la otra no) y el Chanel número 10 se ha visto sustituido por esencia de sangría.
Las pancartas marchan palos abajo, las melenas cuidadas o los flequillos engominados van encasquetados bajo los gorros más inverosímiles y de algunas orejas cuelgan espaguetis o cabezas de langostino.
Desde luego, ir no es volver (igual).
No estoy del todo de acuerdo con eso de que a las 5 de la tarde los socios acuden a la peña con rostros frescos y alegres. Hay socios que, nada mas llegar a la peña, se piden su vaso de agua para refrescar las gargantas resecas de los excesos del día anterior, y no son capaces de dirigir la primera frase coherente hasta darle un sorbo al Patxaran, eso cuando tienen voz claro.
Eso será porque han comido algo muy salado…
Yo que este año he disfrutado de tres tardes de solanera he salido practicamente inmaculado.Creo que ya no se sale tan hecho un cristo de los toros como antes,a no ser que te pille el dia tonto y te lies a vasazos.Creo que la solana ha ganado en este aspecto.
No sólo no acuden a las 5 de la tarde frescos y alegres…¡es que no acuden!
Da bastante pena acompañar a la txaranga e ir sólo con los que bailan los palos y cuatro llevando los bocatas y la bebida de los músicos porque les ha tocado.