Que no lo veamos 7


La crisis en que lleva inmersa nuestra sociedad desde 2008 no remite, ya han pasado más de 10 años. El paro alcanza cifras históricas que nadie podía imaginar hace unos años, un 38% de parados en nuestra comunidad, casi nada. Fábricas, comercios, y grandes superficies han tenido que cerrar al no poder enfrentarse a sus deudas. En consecuencia el descenso del consumo es total. Las últimas medidas tomadas desde Europa para intentar remontar los malos datos económicos tampoco parecen tener efecto. Los políticos no dimiten a pesar de los numerosos casos de corrupción que se han destapado todos estos años.

En esta coyuntura económica y social llegan los sanfermines. Este año la programación de las fiestas ha sufrido un recorte brutal, habiendo descendido considerablemente el número de actos organizados.

Este año no habrá encierro de toros, ya que muchas de las  ganaderías optaron por plegar al no venderse ejemplares en los distintos eventos del calendario taurino del año anterior. Por consiguiente, tampoco tendremos corridas. Los encierros han dejado de retrasmitirse por televisión siguiendo la política austera de los distintos canales y por consiguiente el interés de los corredores de fuera es mínimo.

Por la mañana, las vaquillas recorrerán los más de 800 metros del encierro, y por las tardes de los días impares, distintos eventos como, el bombero torero, conciertos de las txarangas de las peñas, amenizarán a estas en el coso taurino.

Porque las peñas también han sufrido recortes, tres de ellas han desaparecido, tuvieron que ser liquidadas al no poder hacer frente a sus deudas por la adquisición de sus nuevos locales, y el número medio de socios por peña no llega a los 150. Los socios de algunas de ellas se plantean futuras fusiones de estas para hacer frente a los gastos de funcionamiento.

Las mañanas se completan con las salidas de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, único acto que se mantiene, junto al Torico de Fuego, intocable desde los años de bonanza, el coste no es elevado y la ilusión que generan entre los más jóvenes, inmensa.

Por las noches, los conciertos de las estrellas venidas a menos de otros años se sustituyen por actuaciones de grupos locales, a pesar de que las letras de sus canciones no hacen más que recordarnos al hoyo en que estamos metidos. Los fuegos artificiales tendrán su hueco las noches de los días 7 y 14 y serán a cargo de la pirotecnia china, única en el mundo en subsistir dentro de este sector.

Menos mal que hay un colectivo popular que, tras muchos años de peticiones, ha conseguido la correspondiente autorización para organizar actividades para todos los públicos que amenizarán los vacíos existentes en la programación oficial.

Lo mejor de todo es que como nadie dispone de un duro para irse de vacaciones, nos quedaremos todos en Pamplona disfrutando de nuestras fiestas, las mejores, junto con los cuatro visitantes y guiris incondicionales que nunca fallan.


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