Son los Sanfermines sin duda, la fiesta popular por excelencia. Mucha gente afirma que éste es su principal activo. La ciudad a la que vienen gentes de todo tipo y de todos los lugares, pero en la cual, venga quien venga y de donde venga, es uno más. Otras fiestas tienen mejores corridas de toros, otras mejores fuegos artificiales, otras mejores conciertos… pero nuestra ciudad tiene el carácter popular. Por eso mismo cuesta entender que en ocasiones me da la sensación de que se mira más al exterior para intentar copiar lo que hacen fuera, en vez de intentar potenciar las virtudes internas de nuestra fiesta.
Llevamos unos años en los que es evidente que existe una preocupación en la calle, sobre nuestras fiesta y una posible pérdida de popularidad o espontaneidad, como también es preocupante que se vaya una parte importante de la población pamplonesa durante la semana festiva. Este debate ya está en la calle y quizás debería de hacerse una reflexión más profunda sobre todo esto.
El ayuntamiento es el principal protagonista de la organización de las fiestas y quizá sería interesante el recuperar aquella comisión de fiestas, que existía creo en los tiempos de Balduz, que agrupaba a diversos colectivos sanfermineros y que era realmente efectiva.
Al final, un montón de pequeños colectivos pueden aportar su granito de arena a la fiesta y completar un programa municipal que resulta incompleto para algunas edades o en algunos horarios. Si hay gente que autogestionándose logra completar y paliar algunas de las carencias del programa oficial, no es en absoluto lógico que en vez de potenciarlo o subvencionarlo, se prohíba. Creo que en San Fermín todos tenemos cabida, y me parece fenomenal que traigan a carcamales a cantar, o que haya espacios que no son de mi gusto, pero que no me quiten los míos. Los punkies no sólo aparecemos tras el sexto toro, también formamos parte de la fiesta, y un buen concierto, con su katxi de kalimotxo, nos sube la adrenalina.
Dentro de esto, me llama poderosamente la atención la evolución que han tenido las txoznas. Las recuerdo en diversas localizaciones, en los tiempos de auge del rock radikal vasco, grandes conciertos y kalimotxo y cerveza a buen precio. Todo esto se terminó hace ya unos años, por diferentes razones que no vienen al caso, pero, ¿se terminaron o simplemente han evolucionado? Y es que la zona del ensanche, cercana a la plaza de toros se ha ido poblando de unas especies de mini-carpas muy semejantes a lo que eran los txoznas, pero con dos diferencias sustanciales: los precios, mucho mayores, y las trabas, mucho menores. Pelos engominados donde había crestas, música cuarentaprincipalera donde había punk del bueno, iniciativas privadas donde había diversos colectivos populares, ¿primera derrota de la fiesta popular en pro de una más elitista?
Has puesto los dedos en tantas llagas que no sé por dónde empezar. El gran riesgo de lo que describes es que la gente que tiene ideas e iniciativas (no todas tienen por qué gustarme, evidentemente) acabe por tirar la toalla y se dedique a comer helados mientras ve cómo explotan los fuegos artificiales.
Me acuerdo de aquellas miticas txoznas entre Av del Ejercito y Avd. Bayona. Que tiempos aquellos !!! Tiempos de libertad….
¡Qué viejo eres, Pamplo!!!
Recuerdo que la excusa para quitar las txoznas de la Avda. Bayona-Avda. Ejercito, fue que cortaban una de las arterias principales de la ciudad, toma ya. De ahí las pasaron a la calle Bosquecillo no? O antes apareció Jaime con la excavadora? Que tiempos…
Me temo que las pseudotxoznas de la calle Roncesvalles proliferarán en otras zonas del entorno del casco antiguo, ojalá que no.
Calle Roncesvalles, Arrieta y Olite. En esa zona dan mas sablazos que en una peli de piratas.
Gaupa, solo mi extraordinaria genética hace que las nieves del tiempo no hayan plateado mi piel, pese a mi edad.El hecho de vivir toda la vida en San Juan hace que pasará por alli miles de veces.
En definitiva todo lo que huele a Vasko……., pero todo realmente huele a Vasko????, nos os perdais la obra de teatro «Ramplona 2016», pone a cada uno en su sitio……, jejejeje
Yo no creo que sea la derrota de la fiesta popular frente a una más elitista.
El elitismo en los sanfermines habrá existido siempre entre la gente de pasta, sólo que también evoluciona, y a lo mejor es más visible porque ahora se sacan el triringo a la calle (el Ayuntamiento encantado porque imagino que recaudará el doble de impuestos, claro).
Para mí se habrá terminado el carácter popular de las fiestas el día en el que me sienta extraño en algún sitio. Ya sea en la jarautera, en los patos, o en Carlos III.