Las amenazas no terminan con la catástrofe anunciada está claro que los hombres vivimos en permanente sobresalto por si no queda claro las mujeres también y los niñoas los y las abuelas y por si todo esto fuera poco pende sobre nuestras cabezas estómagos y miedos la incertidumbre de no poder celebrar las fiestas sin igual a este paso corremos otro riesgo que no es otro que el de dejar las mejores tradiciones para cuando los virus estén menos revueltos no por eso hemos de dejar de ponernos nuestra ropa blanca incluso aderezada de otras prendas rojas calzoncillos calcetines bragas sujetadores y también tangas aunque no sea para celebrar la llegada del nuevo año sino para no dejar que decaiga la pasión por nuestra fiesta más señera.