Pues la verdad es que siendo sincero, no se me puede incluir en esa casta.
Me explico, cuando era crío mi familia era una de esas que el día 7 al mediodía cargaba los bártulos en el coche y se alejaba de Pamplona para no volver hasta una vez acabadas las fiestas.
Por lo tanto, mis recuerdos de los sanfermines en la infancia se reducen a algunos flashes del día 6 y 7.
Lo cierto es que yo estaba encantado de irme, porque una vez llegado a destino (que por cierto no era Salou en mi caso) me juntaba con un cuadrillón de amigos y me dedicaba a estar todo el santo día por ahí, en un estado digamos asilvestrado, dedicándome entre otras cosas a actividades tan educativas como liarnos a pedradas con otras cuadrillas rivales, cazar sapos y algunas otras cosas que prefiero no decir, no vaya a ser que no hayan prescrito.
Pero bueno, el caso es que con 15 años, por diversas circunstancias y una pierna escayolada, nos quedamos en Pamplona por Sanfermin. Como no podía salir, mis amigos se solían dar una vuelta por casa y me contaban lo bien que se lo habían pasado el día anterior, sus primeros escarceos, en fin las cosas que un adolescente hace por primera vez en fiestas.
Así, ya picado por la envidia, conseguí feriarme unas muletas y el día 14 me bajé con los amigos a la verbena de la Plaza del Castillo.
Lo que ví me gustó y ya les dije a mis padres que para el año siguiente que no contasen conmigo, que a mí del 6 al 14 no me iban a sacar de Pamplona ni esposado por la Benemérita.
Al año siguiente, ya os podéis imaginar, un par de veces que bajamos a los toros, las verbenas y los primeros intentos de acercamiento a las mozas (bastante zafios por cierto), el ambiente de la calle, etc..
Una vez probado, de ahí en adelante me convertí a la fe sanferminera y si hay algo que tengo claro, es dónde voy a estar esos días.
Es más, cuando alguno me pregunta si me gustan nuestras fiestas, yo le respondo con convicción ‘‘toma claro, jodé, sanferminero de toda la vida’’.
O sea, eres un SFTV. ¿Hacemos camisetas?
Yo sí tengo infancia sanferminera a tope, con la casa de mis abuelos en la calle Mercaderes, la jornada empezaba con la compra de churros previa al encierro y terminaba con el torico de fuego. Entre medio, todo el día en la santa calle.
Sin embargo, tengo un vacío sanferminero en la adolescencia, ya que mis padres cogieron la costumbre de exportarme el mes de julio a la pérfida Albión.
Yo tuve la gran suerte de que mi vena sanferminera es heredada de mi padre.Jamas se le paso por la cabeza marcharse en fiestas ya que era la epoca en la que el mas disfrutaba.Desde txiki me llevo a los corralillo del gas ,apartados ,corridas ,barracas ,fuegos,encierros…Pero ademas tenia tiempo para el y sus amigos.El si fue un sanferminero de toda la vida y yo creo que le estoy supliendo bastante bien…
¿No hay una época un poco chorra en la que no somos sanfermineros sino «salidores nocturnos»?
Yo recuerdo poca cosa de mi infancia sanferminera, pero si soy PTV, tengo recuerdos de ir al encierro con 5 o 6 años, y juegos infantiles en el frontón Labrit. Lo que dice el amigo Flanagan tiene su parte de razón, aunque los verdaderos sanfermineros salen también por el dia.