Está claro que si Pamplona es conocida mundialmente es por sus fiestas de San Fermín. Son un montón de viajeros extranjeros los que nos visitan por esas fechas para disfrutar de la ciudad. De hecho yo he escrito sobre la experiencia de amigos colombianos en este blog. También una cuadrilla de franceses nos visita todos los años para vivir las fiestas. Mi hermano, que vive en tierras británicas tiene casi a diario peticiones de invitación a nuestras queridas fiestas.
Pero recientemente he observado que para los extranjeros Pamplona es algo más que los Sanfermines. Estaba el otro día realizando mi habitual repaso a la prensa internacional, cuando entre la lectura del Sin Chew Daily malasio y la del Al-Chourouk tunecino encontré un artículo referido a Pamplona en el Chicago Tribune (http://www.chicagotribune.com/lifestyles/travel/ct-trav-0531-food-pamplona-spain-20150522-story.html). En dicho artículo el autor nos indica que Pamplona es algo más que los toros y hace referencia al aspecto gastronómico de la ciudad. En él mezcla los restaurantes de más prestigio de la ciudad con otras delicias no tan elegantes como son los garrotes de Beatriz, haciendo referencia también a la Semana del Pincho. Me sorprendió leer en prensa extranjera algo relacionado con nuestra ciudad que no tuviera relación con los Sanfermines.
Pero a esto hay que unir la visita que por motivos familiares recibí de un amplio grupo de alemanes hace un par de semanas. Organizando la visita pensé que a mis invitados les interesaría conocer todo lo relativo a los Sanfermines. Sin embargo, desde su llegada hasta su marcha (4 días) no les escuché hablar en ningún momento de las fiestas. Disfrutaron de los pintxos. Vieron las murallas, la Ciudadela y la Catedral. Y se pasearon por la Plaza del Castillo y la Estafeta sin preocuparse lo más mínimo de cuál era el recorrido del encierro. Lo pasaron muy bien y se llevaron un bonito recuerdo de la ciudad.
Muchos ya sabíamos que Pamplona es algo más que los Sanfermines. Ahora hace falta que se den cuenta los demás.
A mí cuando me ha tocado ser cicerone fuera de las fechas de fiestas, lo que más me ha gustado es llevar a la gente de un sitio a otro por donde más murallas se pueden ver, aunque eso haya supuesto dar rodeos totalmente incoherentes.
Menos bares y murallas y más llevarles a las librerías a comprar novelas de autores navarros.