Segundo y tercer clasificados


2º clasificado: «so far away, tan lejos» de Carlos Remón Sanjuán 

Un resplandor de luz anegando la habitación le impedía seguir durmiendo, así que se levantó, impaciente, antes de la hora. Se vistió despacio adrede, serio, convirtiendo su lentitud en un ritual. La camisa, tan pulcra; los pantalones planchados, con una raya diáfana surcando la pernera.

Siete de julio. Primer encierro.

Salió de casa intranquilo y decidió apurar para encontrar despejado su tramo. Creyó distinguir el cohete dinamitando la mañana. Entre la muchedumbre presintió la manada, cómo subían desde Coney Street, doblaban la esquina de King’s Square y enfilaban Stonegate. Consiguió un hueco y le pareció sentir el bufido del toro, la negra mirada de su desengaño mientras él se apartaba de sus astas, convirtiéndose en aire.

Entró al restaurante donde trabajaba, regresando del peligro tras ese encierro inventado por su nostalgia. Hello, dijo con un acento abrumado por la realidad. Aún cerró los ojos, desmintiendo los 1640 kilómetros, y soñó que volaba por Estafeta hacia el callejón de la plaza, inmerso en la gloria de sus carreras.

Antes de empezar turno, cumplimentó esa costumbre de después del encierro cuando aún vivía en Pamplona. Con los dedos borrachos por la emoción, marcó el teléfono de su casa, tan lejos.

—¿Mamá? Soy yo, estoy bien.

 

3º clasificado: «Afectación osteocondrítica grave en la zona del cóndilo femoral» de Mikel Zuza Viniegra

—Venga, sécate esas lágrimas, que me vas a hacer llorar a mí también.

—Que llevábamos toda la vida juntos, joder. Y mira que en los últimos Sanfermines ya noté algo raro. Sentí pánico a que lo nuestro se acabase de repente. Pero no pensaba que fuera a ser tan rápido.

—Bueno, estas cosas pasan.

—Si por lo menos no me la encontrase en todas partes… Y mira que sigue estando guapa a pesar de los años que tiene. Me da palo admitirlo, pero me muero de celos cuando veo al chaval tan joven que se ha buscado.

—Venga, vamos a levantarnos del bordillo, que al final nos van a pisar.

—¿Me acompañas a verla? Los conozco bien y sé donde estarán esta tarde.

—¡Toma, y yo!: delante de San Lorenzo, como cada seis de julio. ¿Y cómo dices que se llama eso que te diagnosticaron en la rodilla?

—»Afectación osteocondrítica grave en la zona del cóndilo femoral, con riesgo de cojera permanente». ¡Y eso que le dije al médico que Joshepamunda es una pluma, que apenas pesa 55’8 kilos! Pero una cosa te digo: en cuanto el nuevo se descuide, me meto debajo y la hago bailar por última vez. Te lo juro.