Sin dignidad ni vergüenza 2


 Yo tengo un amigo cojonudo. No es que sólo tenga un amigo cojonudo, tengo varios. Pero éste es diferente. En casi todas las cuadrillas hay uno de estos. Muy propio él. Muy típico. Muy digno. Muy de aquí. Pero llegadas las fiestas…

Ay amigo llegadas las fiestas. Dos copicas metido en ambiente son suficientes para que aparque su habitual dignidad y desoiga a su natural vergüenza, convirtiéndose en el Tonymanero o Matiasprats de la cuadrilla. Y es que el buen mozé, cuando ve una cámara y una reportera acechando, no tiene el más mínimo reparo en dar rienda suelta a la sinhueso para dar a conocer a medio mundo sus opiniones. Le da igual que sea RTVE, ETB, Telecirco o Al- Jazeera. Y no le importa que el tema sea el ambiente en lo viejo, los toros, el encierro o el apareamiento de la avutarda real en época de trashumancia. Se lía a decir paridas a diestro y siniestro con la complicidad de la reportera en busca de su minuto de gloria, sin tener en cuenta que todo lo dicho está siendo grabado. Reconozco haberlo hecho yo también un 6 de Julio por la noche y recibir reprimendas familiares y mofas cuadrilleriles durante todas las Fiestas.

Pero si esto es malo, qué decir del baile. Qué envenenada pócima le ponen en las copas para que decida bailar como un poseso. Saber que los pies no reciben las órdenes que el cerebro les manda, parece no ser motivo suficiente para dejar de bailar, ante la algarabía general, y ajeno a las miradas  inquisidoras de su señora. Sólo una cosa supera en patetismo al bailar desenfrenado de este pamplonés sanferminero bailón. La temida “Canción del verano con coreografía incluida”. Hablo de esas canciones tipo “Macarena”,”Follow da leader” o “No rompas más, mi pobre corazón”, las cuales acompañan un machacón estribillo con cuatro pasos al alcance del más patoso de los mortales. Es aquí cuando este ejemplar de  pamplonés sanferminero bailón alcanza su máxima expresión. Empieza con gritos a la cuadrilla  para que todos se pongan en la fila. Sigue con la búsqueda de un sitio cerca de alguna moza. Y continua con el típico silbido estridente o grito grupi. Y aquí empieza la debacle. Liberado de vergüenza y ataduras morales, y convencido de que en las bodas de sus primos la gente le jalea por su destreza en la pista, comienza a dar pasos a la izquierda cuando todos van a la derecha. Salta cuando hay que agacharse. Va pa´lante cuando todos van pa´tras. Y ante el desconcierto general y cuando esta más perdido que un sordo en un tiroteo, se pone firme y empieza a bailar como el mismísimo Toko-Toko, abandonando elegantemente la fila camino de la acogedora barra.

Ya sé que vosotros en Sanfermines no bailáis, pero seguro que tenéis un amigo de un amigo del que os habéis descojonado o al que habéis sufrido en situaciones similares. Así que hacer caso a la letra de la canción: “Ay Manolete, si no sabes torear pa que te metes”.


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