Sin rumbo 6


Uno de los «momenticos» favoritos de quien esto escribe es el de salir cualquier mañana sanferminera a dar una vuelta por el caso viejo, sin plan, sin objetivo, sin rumbo y dejarse llevar por lo que te vas encontrando a cada paso. Puedes darte de cara con la marea de silletas vacías que acompaña a los gigantes mientras los ocupantes de las mismas disfrutan o berrean, según sea el caso, una vez sorteadas las silletas y los vergazos de los zaldikos y kilikis, puedes tropezarte con un grupo de dantzaris demostrando sus habilidades, alguna peña mermada en el número de miembros que la portan con la poca gracia que da el estar de resacón, pasear por Sarasate y escuchar las jotas, alguna txaranga seguida por personas con ganas de marcha…

Pero lo mejor, sin duda, es el placer que da juntarte con algún amigo que está tomando el vermut, saludar a otros que van pasando con la sonrisa en la boca de quien está feliz disfrutando de la fiesta o la cara de pocos amigos del que está teniendo una mañana no tan grande como lo fue la noche. De ahí a quedarte a comer  en cuadrilla, que no tiene porqué ser la tuya,  en cualquier sociedad o bar, va un paso, comida que suele ser acompañada, aunque cada vez menos, de los consiguientes cánticos y de ahí a la peña, a juntarte con el resto de amigos para ir a los toros. Y tras la corrida, a recogerse para continuar con fuerzas al día siguiente o vueltica, que, dependiendo del plan que haya, puede ser más o menos larga.

 


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