– Operación botella – , Julia Tobajas
Mi mujer està preparando las maletas. El 1 de Julio salimos de vacaciones: destino Benidorm.
Como todos los años, entre mis hijos y mis nietos, me «comen» la cabeza y nada, que me «echan» de Pamplona. Me dicen: abuelo, estaràs bièn, aquì hay mucha gente, mucho ruido, no puedes beber, ni comer, por la tensiòn, el colesterol.
Este año, me ocuparè personalmente, de embalar bièn, los objetos y productos, que me llevarè, para celebrar el 6 y 7 de Julio, como un Navarro «triste»,ausente.
El año anterior, ocultè unas «botellicas» de vino entre las mudas y los bañadores, un «pañuelico», la «fajica» y un pin de San Fermìn, para ponerme todo, esos dìas y en la terraza del hotel, celebrar el «chupinazo» y el dìa del Patròn, con los jubilados que allì nos juntamos.
Todo lo llevè a cabo, salvo el brindis con el «vinico», porque las botellas que metì, en el ùltimo momento, por miedo a que las viera mi mujer, llegaron a Benidorm, rotas.
El olor a vino, impregno la habitaciòn. Era, estar dentro de ella, como dormir, en la calle Jarauta cualquier mediodìa en Sanfermines. La «bronca», tambièn fuè «cohetera».
– Invasión fallida – , Juan Jose Tena
Los extraterrestres, que visitaban el planeta para decidir si existía riesgo en invadirlo, encontraron a un nativo. Era un espécimen adecuado y uno de ellos proyectó su mente hasta alcanzar el control total del hombre, suplantándolo. Poco después vio a varios humanos, vestidos de blanco con un cinturón rojo, que debían estar muy contentos porque empezaron a reír y le dieron del líquido que llevaban, y bebió un gran trago en medio de las carcajadas. Pensó que debía tener propiedades milagrosas porque comenzó a sentirse eufórico. Después vio como se acercaban hacia él corriendo una enorme cantidad de individuos chillando, debía de tratarse de una guerra ,así que comenzó a correr también. Huían de unas enormes bestias con cuernos ,debía de tratarse de los que llamaban cornudos, por eso les tenían tanto miedo los humanos y lo comprendía , ya que pese a que corría todo lo que podía al final acabó tropezándose y cayó al suelo justo delante de un cornudo, que le propinó un tremendo golpe. Aterrado al ver la sangre dio la señal de alarma y fue rescatado por los alienígenas, que huyeron despavoridos del peligrosísimo planeta Tierra, para no volver jamás
– SANGRE EN LAS VENAS – , Maria Mellado
El tacto de mis dedos recorre tu piel de gallina. Mi olfato distingue la adrenalina que traspasa tus poros a través del sudor. Siento debajo de la ropa el estremecer de mi carne nerviosa por la llegada del momento más deseado. Rozamos nuestras manos sudorosas, para fundirse en una sólo, mientras noto el sabor salado de tu lóbulo al roce de mis labios cuando te susurro que estoy lista. Excitada rodeo tu cuello con mi pañuelo rojo, mientras tú me colocas el tuyo. Los dos estamos preparados, nos tomamos fuertemente de la mano y corremos para notar el resoplido de la bestia a nuestras espaldas, el olor de la fiesta, la diversión sin fin… Estos días son nuestros.
– EL SUEÑO DE LA LUNA – , Fº Javier Gómez
La luna sueña con sentir la pasión del cántico a San Fermín antes del encierro e imagina que corre con los mozos entre las astas del toro por las mágicas calles de Pamplona. Pero llegado el momento, debe ceder su puesto al sol y ella, tímida y obediente, se retira con tristeza al otro lado del mundo.
La luna desea bailar hasta el amanecer con los que celebran el recuerdo al santo pamplonica; pero la diversión consume las horas nocturnas tan rápido que cuando quiere unirse al alma del festejo, el sol regresa para ocupar su trono. Lágrimas de nácar y marfil derrama sobre las estrellas y su pena es tan grande que San Fermín, noble y compasivo, se acerca a ella para susurrarle al oído un pequeño secreto.
Personas de toda condición se preguntaron por qué la luna desapareció del firmamento aquella noche del siete de julio. No hubo respuesta. Pero allí, a los pies de la farola más resplandeciente y bella de Pamplona, hombres y mujeres venidos de todas las partes del mundo vivieron, entre vino y risas, la más inolvidable noche. El sueño de la luna se había cumplido gracias al santo.