Pues nada, parece que hemos reubicado el vals de Astrain. Había perdido toda esperanza de volver a vociferarlo a pleno pulmón, como en los viejos tiempos. Este año se cumple el 25 aniversario del último Riau Riau de la serie histórica (excepción hecha de los dos intentos aislados e infructuosos de Chourraut y Maya). 25 años sin Riau Riau. Y por tanto, 25 años sin el vals de Astrain, aunque los más nostálgicos aún pueden disfrutarlo gracias al empeño de la Peña Mutilzarra y de la Asociación de Jubilados Yoar, que han conseguido la implicación nada más y nada menos que de la Pamplonesa y de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos.
Pero no es lo mismo.
El caso es que el vals, quién iba a decirlo, ha resurgido de sus cenizas convirtiéndose en un auténtico himno que está acompañando a Osasuna, tanto en el Sadar como en esos campos del Señor por los que los rojillos han ido dejando cadáveres a su paso. Lo tiene todo para triunfar como tal himno. Unos compases lentos y ceremoniosos que desembocan en una estrofa que absolutamente todo el mundo conoce y que culminan con un grito de guerra seco, fulminante, atávico. No llega al nivel de las hakas maorís, pero es claramente envalentonador e intimidatorio. Con ese final tan radical empequeñece al rival y a su afición, dejando suspendido en el ambiente su tremendo eco.
Por eso, dicho sea de paso, tengo para mí que en estos tiempos de globalización hemos de ver aficiones de otros equipos entonando bufanda en mano las notas del vals, probablemente con letras adaptadas a cada caso, de la misma manera que aquí se han versionado cánticos de otros lares.
Hay varias curiosidades alrededor de este resurgir del vals. Una de ellas es que muy poca gente conoce la letra completa. Y de entre quienes la conocen, son los menos los que la aplican al cantar. Se dejan llevar por una masa que precipita la segunda parte de la segunda estrofa, sin duda la más conocida, y que de todas maneras también se canta mal («porque llegaron las fiestas de esta gloriosa ciudad, que son en el mundo entero, unas fiestas sin igual» en lugar de «porque llegaron las fiestas de esta gloriosa ciudad, que son en el mundo entero una cosa singular»).
Otra curiosidad: con total seguridad, muchos de los impulsores de este resurgir forman parte de esa pequeña parte del pueblo que se arroga ser el pueblo, y que tiene decidido que nadie tenemos ya el derecho a disfrutar del acompañamiento a Vísperas de la corporación municipal.
Y otra: la pieza tiene nombre propio. Se llama «La alegría en San Fermín».
Si su autor, Miguel Astrain, hubiera levantado la cabeza en el último cuarto del siglo pasado, no habría dado crédito a lo que veían sus ojos. Hasta 180 veces tocó La Pamplonesa su obra en alguno de aquellos años el 6 por la tarde. Pero qué decir si la levantase ahora, concretamente en el Sadar el día del Nastic o del Girona…
La que seguramente se llevaría las manos a la cabeza sería la autora de la letra, María Isabel Hualde, por los motivos anteriormente reseñados.
Amigas, amigos, larga vida al Riau Riau, al vals, y al blogsanfermin.
¡YA HUELE A TORO!
Ya falta menos !!!!
El problema es que a mi me da que entre Osasuna y alguno más, nos van a desgastar al Santo, y no vamos a poder disfrutarlo como se merece, y darle los honores que tiene, y es que en Pamplona le pidamos que haga buen tiempo. Yo hace años que ya lo noto cansado, y eso se nota. Más vale que el anterior gobierno tuvo la «genial» idea en hacerle una replica, y es ahora cuando se le ha desahogado de tanto trabajo que le ha dado el equipo rojillo. Siempre nos quedará San Martín, ya que sinceramente, dudo que nuestro Santo hubiera hecho tanto como Martín ha hecho a esta ciudad. YA FALTA MENOS!!!
Aquí podéis encontrar la letra original, que no es de Astráin sino de Mª Isabel Hualde Redín, compuesta y publicada en 1928:
http://www.liburuklik.euskadi.net/handle/10771/11975