Muchos son los sonidos musicales que nos encontramos por las calles de Pamplona durante un día de sanfermines, desde las dianas que acompañan a los más madrugadores o trasnochadores, el penetrante sonido de las dulzainas y txistus que acompañan a la comparsa de gigantes y cabezudos, las animadas melodías de las txarangas de las peñas en sus recorridos por las calles de Pamplona, las múltiples fanfarres, las actuaciones de grupos de pop-rock, joteros, txistularis, trikitilaris o txalapartaris.
Hablando de estos últimos, siempre me ha gustado el espectáculo sonoro y visual de la txalaparta y cada vez que veo a dos txalapartaris tocándola no dudo en detenerme y disfrutar de su ritmo, lento o frenético, pero en cualquier caso, animado.
La Txalaparta es un instrumento de percusión de origen vasco que se utilizaba en los caseríos y alrededores de la cuenca del río Urumea (Gipuzkoa): Lasarte, Usurbil, Hernani, Urnieta, Astigarraga, Andoain y su utilización estaba ligada a las labores de fabricación de la sidra. Tras triturar la manzana, se celebraba una cena y una vez terminada ésta, se montaba la txalaparta. Al oír los sonidos de este instrumento, la gente de los alrededores se iba animando y acercando al lugar. También se utilizaba en las bodas, bien el mismo día o días antes del festejo. Allí donde se escuchaba tocar la txalaparta había una fiesta ya que se empleaba para entretener a la gente y para hacer música festiva y juegos rítmicos con improvisación.
Si bien tuvo unos años de marginación, su recuperación se inició en la década de los sesenta y en la actualidad goza de un merecido reconocimiento popular. Para comprobarlo, podéis echar un vistazo al siguiente video de estos dos habituales txalapartaris que nos visitan en sanfermines.
Si en donde hay txalaparta hay fiesta, en Sanfermines no puede faltar.