Después de una noche abrupta te levantas, ducha, algo de desayuno, y al encierro. El cansancio, el miedo, dejas que corran otros, observas por los huecos del vallado como lo hacen.
Ya han pasado toros y corredores, retiran el vallado y almuerzo con el amigo que has quedado en Casa Marceliano. Como manda la tradición. Dos huevos fritos con magras y tomate, vino y gaseosa. No te atreves con el estofado de toro, de Burgos, por aquello del estómago, no conviene abusar.
Sales con el café puesto y una copa de coñac, no podía ser menos. Comienza la ronda. Llegas a la Plaza del Castillo y directamente al Choco, como se escribía entonces. Dos copas de coñac, por supuesto.
Cambio de bar y otras dos copas. No conviene mezclar. Sales para ir a un tercero cuando se acercan dos mozas, extranjeras suponemos, ya que no las entendemos. Después de muchos aspavientos nos preguntan por la calle Estafeta, en lugar de indicarles lo cerca que están, las acompañamos.
No son nada extraordinario, pequeñas, regordetas, morenas…, como avanzadilla de las que vendrán en años posteriores no son una gran muestra, pero acabamos por entendernos y pasamos el resto de la mañana enseñándoles el centro, algunos bares, las calles de los toros y hasta la puerta de la plaza.
Como se nos iba haciendo tarde y había que ir a casa a por otra ducha, una sopita ligera, la merienda y la entrada para los toros, nos despedimos galantemente de ellas, sin tartamudeos, habíamos pagado todas las consumiciones, y en reconocimiento a nuestro buen hacer nos regalaron un billete de uso legal de un dólar americano. Creo que instauramos la figura del guía turístico.
Con todos mis respetos a Don Jose Luis, a eso en mi pueblo se le llaman calabazas, aunque alabo su sútil intento de enmascarlas…
A mí me parece una gran lección de estos mozos, prefiriendo irse a los toros con los amigotes a andar zascandileando con unas guiris (no demasiado bellas, además).
No será que se dicen que eran feas y se van a los toros despues de darles las calabazas????, a toro pasado……., jejeje
Después de cinco coñacs por la mañana, cualquier cosa es entendible.
Y cualquier canon de belleza admisible…
Yo tambien guardo un dolar que recibi como propina hace ya unos cuantos años de un guiri al que me pegué toda una noche poniendole potes en un concierto que se hizo un 5 de julio.
Pues yo guardo un franco de Francia no de aquí.que recuerdos.