Una de emociones 1


Los sanfermines son emocionantes, muy emocionantes.

Hubo un par de años, que me toco vivir los sanfermines desde la distancia… salvo los fines de semana. En esa época, cuando el exilio no es voluntario, se viven los sanfermines de otra forma y comienzas a ver y sentir en cosas como nunca lo hubieras imaginado.

A toda costa buscas información sobre los encierros, ¿cuánto tiempo ha durado?, ya te imaginas como ha sido: rápido, lento…. casi aseguras que se habrá roto la manada en la curva de la estafeta… por tanto peligroso, seguro que hay herido por asta… en definitiva la mente a tope y los pelos de punta. Luego a ver en las noticias el resumen, cuentas a tus compañeros de trabajo: “ves lo que yo decía, con esta ganadería los encierros son peligrosos”. Claro que entonces no había Internet.

También me regalaron una “cassette” con “Jotas por San Fermín”, pero cuando oyes eso de “al Glorioso San Fermín cantamos así, es la jota de tu Navarra la que hoy te canta la que hoy te reza…..”, pues claro los pelos de punta y eso que no soy muy jotero. La oyes y la reoyes, hasta que se desgasta la cinta. Claro que entonces había pocos CD’s.

Bueno pensaba que todas las emociones que se pueden vivir en Sanfermin eran en los mismas, repetidas año tras año ya que es imposible acostumbrarse.

Pero vas creciendo y en eso que te das cuenta que tienes hijos. Entonces lo que más deseas es que sean sanfermineros de pro. Para ello buscas realizarle una inmersión inminente en la fiesta. Alpargatas, faja (ojo al lado del que la pones), traje blanco inmaculado y pañuelo rojo. ¡Que momento!. Emocionante.

Desde luego es más la ilusión que tenemos los padres y los abuelos que lo que, indudablemente, van a recordar los niños siendo tan pequeños.

Una de las mayores incognitas es el primer encuentro con los gigantes y los cabezudos.

¿Que padre no se ha imaginado como va a ser el primer encuentro del niño con los kilikis?.

Debo desvelar que los padres siempre queremos recordar esa cara de sorpresa, asombro, en lo más intímo de nuestros recuerdos.

Vaya, pero el crío es tan pequeño que no es capaz de valorarlos. Para ellos es más cosas desconocidas…. es en ese momento cuando piensas, ¡ya creceras!

Ahí, que ya tienen 1 año cuando los ojos se les ponen como platos, se te giran cuando llegan los gigantes y kilikis y no quieren saber nada más. Ese es un buen momento para recordar que los gigantes son los aliados de los padres para dejar el chupete, ala el 14 a la muñeca del gigante que prefieran, generalmente el europeo, y luego si se echan atrás que se acerquen a buscarlo.

Cuando tienen 2 ya son conscientes de lo que ven, ojo al dato. Es el momento de cargar al niño al cuello, y acercarlo a los gigante… foto. Está llorando y girado, te estira del pelo pero… esa sensación no la quita nadie. Estás esperando a que crezca para contarle la historia de esa foto.

Cuando tiene 3 años ya no cuentan contigo, claro ¡como son autónomos!. Ojo como corren y que pequeños son… en cuanto te descuidas los pierdes. No olvidarse de escribirles el teléfono en el brazo …


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