VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


MIEDO

María Rosa Soria Corón

Sí, es cierto, tengo miedo.
Miedo a sentir el frío de la mañana rozando mi cara, tengo miedo a sentir el consuelo de mi pañuelo rojo en el cuerpo, miedo a mirar el cielo abrirse y miedo a verte salir sin rumbo, con la magia de tu sangre brava recorriendo un camino ya pintado en el tiempo, desde hace tiempo; tengo miedo a que me pases por encima, acariciando el espacio entre tu cuerpo y el mío y, tengo miedo a entrar en la plaza y verte rezagado mirándome a los ojos, embistiéndome con tu mirada. Y aún tengo más miedo al silencio que existe si no existe este miedo.

LA MADRINA

Sebastià Bennassar Llobera

El día que llegué por primera vez a Pamplona el último San Fermín ya era sólo un recuerdo. Seguía los pasos de Hemingway, que era mi mito literario preferido, y ni eso hacía bien. Una casa a cuesta en un coche que yo no conducía era el recuerdo de cuatro años en Lisboa. Volver. Siempre llega un momento en que hay que volver. Y así llegó la lluvia a Pamplona y me tuve que conformar en ver los sitios de Hemingway mientras me mojaba y comía un bocadillo de chorizo bajo los soportales de la plaza. Seguíamos siendo pobres, pero la felicidad brillaba por su ausencia. Continué caminando hasta llegar a la estátua del escritor americano y empecé a llorar. No sé cuándo llegó ella, con su túnica blanca y el pelo plateado. Me llevó a su casa y me dio una cena decente y al marcharse me dijo que todo iba a ir bien y que el año que viene volviera en San Fermín. Al llegar a Barcelona me llamaron de un ayuntamiento. Había ganado su premio de poesía. Ese mes podría pagar el alquiler. Y volví a Pamplona. Pero entre el gentío no encontré a quien llaman la madrina.

BOOM

Nora Millor Murmura Al

Come on Ben, hurry up! We are so late! Screamed Paco while we passed through that narrow street full of people. We have met a couple of hours before but it looked alike we knew each other for ages. Wait!! I answered him, I can’t walk so fast! In fact, I was completely full after having taken that huge breakfast and a little tipsy because of those glasses of that extremely sweet drink called «pasagan». Everybody seemed to go to the same place and it was true, just around the corner there was the most huge amount of people I have ever seen. There was no place left at first sight but Paco achieved to go through the crowd and I followed him. I felt a little stressed at the beggining but, all my worries disappeared after a while. There was party in the air that started and it started to pass on to me. Suddenly, I heard some voices in the distance and boom!! I didn’t know if it was a real rocket or all that happiness that had finally blew up, but I had an inner voice that told me that there was going to be the best days of my life.