VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


I HAVE A DREAM

José Manuel Gómez Vega

Yo tengo un sueño.
Yo sueño que un día todos nosotros, hijos de emociones intensas pero nobles, nacidos del espíritu de San Fermín, corremos juntos y solidarios con una estela de dignos Miuras a la espalda.
No sucumbamos a la desesperación, os digo hoy, amigos míos. Aunque lejos, mantengamos viva la esperanza, el anhelo de volver a sentir bajo nuestros pies la tierra donde descansan los valientes.
Sí, yo sueño con ese siete de julio, fecha santa, en que hombro con hombro podamos reír el txupinazo, y sólo una semana después llorar el pobre de mí.
Ése día será, ése será el día, en que todos los sanfermineros cantaremos desde el uno hasta el calcetín, hermanados en cuerpo y alma, en txorizo y kalimotxo.
Pero hasta que mi sueño se haga realidad, hasta que eso ocurra, que todos los pobres perdidos por el mundo alante gritemos como uno solo: ¡A Pamplona hemos de ir!
Y entonces, sí, amigos míos, entonces podremos sentir el vértigo del viejo espiritual rojillo: ¡En Pamplona al fin! ¡Y en San Fermín!

—¿Qué gritas hay subido?
—Nada, aita. Mi versión del discurso ése de Martin Luther King… Aita, ¿volveremos pronto?

EL SONIDO DE LOS COLORES

Leyre Casimiro

Suena la fiesta, los nervios e incluso los colores rojiblancos. Desde que tengo uso de razón distingo esos dos colores con los cinco sentidos. 6 de julio. Me encuentro con mi pañuelo atado. Atado a la muñeca y al corazón. Ese año mi abuelo no se estaba vistiendo, se mantenía inquieto y ausente. Podía distinguir en su mirada un cierto anhelo y tristeza. Olvidé los colores, la fiesta y la alegría. Me acerqué a conocer qué era lo que sucedía en esos ojos chispeantes. Abandoné mis planes de acudir al almuerzo con mis amigas y me encontraba con él camino Paseo Sarasate. 15 minutos antes de la explosión de alegría de las doce en punto, comprendí la sensación que sentía. Echaba de menos a la mejor pintora de su vida y la mejor pintora de estas fiestas. Se enamoraron un 7 de julio. Desde entonces mi abuela había pintado encierros, pañuelos, periódicos cantando a un santo, gigantes, tambores, una plaza repleta de alegría y un cohete. Habían vivido su amor en la celebración mundial y ese día era el primer día que él podía sentir las pinturas y la ausencia de mi abuela. En ese momento sonó, le até el pañuelo y lo abracé.

AÑO VIRTUOSO

Juan Durán Velasco

AÑO VIRTUOSO

Cualquier navarro se preguntará para qué quiere nadie participar en un concurso que va dirigido a los nativos y no a los que llegan a coger lo creado por ellos.
Es lógico que así se valore la participación de los extraños en algo que está rodeado de sentimientos tan antiquísimos.
Fiestas de los toros ligados a las ferias de ganado, después al santo que parece el patrón de la Ciudad por el fervor que despierta en los nativos y los de otros lugares.
Los colores rojos, las charangas musicales, la alegría despertada en los recorridos por la calles cargadas de historia viva, todo es algarabía y buen talante.
Pero a mí me parece que lo que es este año 2014, las cosas no van a rendir como en otros anteriores, hemos sembrando una especie nueva que germina lo mismo en los campos que en las ciudades o pueblos, hemos ido sembrando en las molleras de las personas desde hace tiempo el concepto recorte, su recolección deberá llamarse disminución tangible de lo disponible para todas las prioridades.
Podría ocurrir que los toros que son muy sabios, considerasen oportuno (para ahorrar), ser solidarios y disminuir el esfuerzo en las carreras de los jóvenes participantes.