VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


EL RESBALON

Andrés Molina Valdés

Al regresar de Pamplona el joven cuenta sus vivencias con desenfado. Hay que joderse con las fiestas de San Fermin -exclama. Aquello es un festecun seimendo, que es el doble de tremendo, afirma sonriente.
Comienzan con un cohete que anuncia el Chupinazo y enseguida revienta la locura popular, en medio del despelote en que se convierte el río de gente que participa en la gozadera colectiva de un tumulto frenético, donde abundan los borrachos, escasean las broncas y faltan los toros.
Pero los encierros son un maremagnum de aventuras sin borracheras. Si lo sabré yo, que me mandé como un loco por el recorrido, hasta que casi me engancha el trasero un toro tan negro como el infierno, con cuernos tan brillantes como la plata pulida y tan afilados como daga de pirata. Suerte que, al mandarme el cornazo, patinó y se fue de rodillas, lo que yo aproveché para escurrirme.
Bien pudieras decir que el mismísimo San Fermín te salvó del pinchazo mortal, porque si soy yo, allí mismo me cago. -espeta el amigo que escucha con entusiasmo desorbitado.
Aaah, sííí? -contesta el joven, ahora muy serio. Y con que crees tú que resbaló la bestia que por poco me desflora?

MI PRIMER ENCIERRO

Ekiñe Zaratiegui Iriarte

miércoles 11 de julio los minutos iban pasando y cada vez quedaba menos para el comienzo y mi cuerpo estaba muy tranquilo. a las 8 menos cinco ya estaba yo situada en el tramo que iba a correr « Telefónica´´.
Por fin el reloj dio las 8 y sonó el primer cohete, que simboliza que los toros salen, el segundo cohete sonó en el cielo y ya era que los toros estaban en la calle. Yo comencé a fijarme en los balcones ya que mi tato me dio un consejo que fue « fíjate en los balcones, en la gente que saca fotos, cuando veas que los flashes te dan a ti, es que tienes a la manada encima, corre´´. Y eso es lo que estaba haciendo cuando vi los flashes que me enfocaban comencé a correr. Fueron unos segundos los que tarde en llegar a la plaza con la manada detrás pero fueron unos segundos en los que me olvide del mundo, la mente la tenía en blanco, solo existíamos los toros y yo, todo alrededor desaparecía, sentía paz, alegría, tranquilidad, fueron unas sensaciones inexplicables, en una palabra adrenalina. Fue algo maravilloso, espectacular.

SIN BATERÍA

Sonia Cámara Del Río

A las 23:45h de aquel 7 de julio, ella caminaba por la Calle Estafeta luchando contra la marea de gente que se agolpaba en ese lugar.
Como si de un velero abriéndose paso entre grandes navíos se tratara, avanzaba lentamente por los pequeños riachuelos que la gente formaba en la conocida calle.
Sacó del bolsillo el viejo móvil que usaba en esas fechas y buscó su número, pero apareció un inesperado mensaje en la pantalla…
Canciones provenientes de dos txarangas distintas empapaban el ambiente de una melodía disonante, ecos de gente bailando y riendo se unían a esta algarabía, pero ella tenía que seguir adelante, tenía que encontrarle.
Las caras de las personas que se cruzaban en su camino se veían deformadas por la risa y el alcohol, por las horas sin dormir y las gafas y complementos de moda ese año.
Y a la vez que el líquido de un vaso desconocido caía sobre su zapatilla blanca, vió su cara: Fermín estaba allí.
Rápidamente miró el reloj, y al ver las 23:59h sintió la satisfacción de quien logra su objetivo. No dejaba pasar un año sin felicitarle, y al fin y al cabo, todavía quedaba un minuto de aquel 7 de julio.