HUMO
Raúl Clavero Blázquez
Durante años fui parte de ellos. De los que corren. De los que viven. A los fotógrafos les fascinaba mi estampa: un cigarrillo colgando perpetuo de mis labios, envuelto en volutas de humo a las que siempre dejaba atrás. Después las piernas y los pulmones comenzaron a fallarme. Ya no era más rápido que el humo.
Me hipotequé hasta las cejas para comprar esta casa con vistas a Mercaderes. Pensé que así seguiría participando de algún modo en los Sanfermines, pero lo que no sospechaba es que este tipo de encierro esconde cornadas más peligrosas que las de los Miuras.
Me asomo a la ventana, es ocho de julio. Sonrío, es imposible que ningún camión pueda atravesar ese manto de personas que borbotea nervioso a mis pies. Casi puedo oler su excitación. Me pregunto si ellos también pueden notar mi olor a gasolina.
Aún tirita en mi mano la orden de desahucio. La enrollo como si fuera un periódico y la prendo con el cigarrillo que perpetuo cuelga de mis labios. El suelo vibra. Comienza la carrera. En unos minutos, cuando los mozos entren en la plaza y se abracen satisfechos de sobrevivir un día más, a mí ya me habrá derrotado el humo.
POBRE DE MÍ.
Ginés Mulero Caparrós
En el pellejo ha escanciado vino de tetrabrik, fresquito que corra garganta abajo, eso sí. En la Plaza del Castillo… alivia al menos transitoriamente ese por dentro suyo de inextinguible frenesí. En la mariconera ajada que le cruza con su cinta opresora la espalda dejándole una huella arrebolada e indeleble lleva la Carta de Despido aceitada de patatas chips. Luego hunde la mano en el fondo de la faltriquera del pantalón blanquinoso con la ansiedad de los desheredados y no encuentra ni un mugriento maravedí. Los desahucios llueven a espuertas, pero no había sido tan consciente “Hasta que me han flechado a mí”. El amor de su vida se disipa en brazos ajenos, en cornadas a la intemperie de la atmósfera estafeta e incluso, cómo no mentarlo, cimbrea en la aorta de los sentimientos: ¡ojo!, era el último bastión que atesoraba; ¡ojo!, que lo que se le cierne, no es nada baladí. Vive Dios que se balancean multitudinarios farolillos encendidos y mariposas de luz y velitas llameantes de conminatoria hipocondría… Mientras su mundo envolvente se desangra por las costuras se va a disfrutar con el comedimiento de los humildes de la bonhomía final de fiesta… con el Cantar Pobre de Mí.
ROMANCE DE SANFERMIN
Cristina Borobia Arrondo
14 de julio del 2007 en tudela, un chica de 23 años, esta deprimida porque hace 1 año que su abuelo murio,
Una amiga decide llevarle a pasar la noche de sanfermines aunque ella no tiene ganas,al final acaba cediendo porque nunca a estado en las fiestas de pamplona.
Llegan a Pamplona para ver a la salida de los toros, visitar las barracas, pasear por los puestillos, esperara a los fuegos con un bocadillo y mezclarse con el ambiente pamplones.
Comienza la noche y deciden ir de bares por lo viejo, se lo estan pasando en grande, conocen 3 chicos, todos juntos se van de bares, pero la chica se percata de que uno de ellos le mira mucho y decide hablar con el, tras un rato hablando de diferentes temas el se lanza y le da un beso a lo que ella le responde con otro.
ha sido un amor a primera vista, pero llega la hora de despedirse, creen ke no se volveran a ver, por eso se dan los telefonos..
al dia siguiente se llaman por tlfno y vuelven a quedar en pamplona, es un amor tan fuerte, que a dia de hoy tras 7 años no se han separado…..