VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


¿O NO?

Kike Balenzategui Arbizu

Todos estuvieron de acuerdo en que aquel fue el mejor cartel de la historia, “Zelig” recogía la esencia de los Sanfermines de cada persona que lo veía.
Una señora de Ermitagaña, separada y con dos niños, fue la elegida por el nuevo sistema de selección aleatoria para tirar el txupinazo.
Uno que no era ni conocido del jurado… ¡y que no cometió ni una sola falta de ortografía!, ganó lo del microrrelato.
El cartel de la feria del toro se lo encargaron a Antonio López, para no fallar.
“Canito” se hizo con el premio del concurso de fotografía taurina sanferminera del Nuevo Casino Principal.
La Comparsa de Gigantes y Cabezudos siguió como siempre, bien.
“Sabrosón” hizo honor a su nombre, según los de Gazteluleku.
Gora Iruñea! consiguió los permisos del Ayuntamiento en tiempo y forma.
La Plaza de los Fueros se quedó pequeña para ver a los Rolling.
El Príncipe de Viana se lo dieron al Gallico de Oro ¿o fue al revés?
Dos divinos fueron portada de “Hunter” y el montón se formó en Tejería.
Una teutona que se fue a subir a la fuente de la Navarrería prefirió ligar abajo con uno de Estella.
Y los “NO” consiguieron ser “NO”.

¿O no?

OJOS QUE NO VEN…

Raquel Gil Díaz De Cerio

Hoy, como cada mañana del 7 al 14 de julio, cuando den las 8:00, estarás en el lugar de siempre, aquel que sólo tú sabes y que ambos acordamos, sin mediar palabra, que jamás me desvelarías.
Ayer, bueno, en realidad, hace unas horas, me he encontrado con tu amigo Santi, y ya me ha dicho que te habías ido para casa. Que hoy también corrías…
¿Por qué tenía que recordármelo? Me ha cortado todo el rollo.
Ya, ya lo sé, es una tradición. Tu padre y tu tío también corrían…, ¡y los míos! Pero… dudo mucho que los toros entiendan de tradiciones.
Así que… ¡cuidadito, eh, chaval!, que esta noche la colección de fuegos promete, y ese ratico, bocata incluido, mientras el cielo retumba y se ilumina, es sencillamente… impresionante, y quiero compartirlo contigo.
Luego, cada cual con su cuadrilla, como cada 7 de julio, y que ninguno vea lo que hace el otro… Eso sí…, que no me entere yo que te lías con alguna guiri despampanante, que entonces, ni San Fermín podrá ayudarte.
¡Aibá! ¡Son casi las ocho! voy a ir cogiendo sitio en el balcón… ¡Buena carrera! Y… ¡Qué el capotico de San Fermín te proteja!

AINS… XABIER

Mar Ruiz

– Ama. Vuelvo enseguida.
– Pero Xabier ¿Dónde vas ahora? ¿No vas a ver pasar el encierro?
Oigo como sale de casa dando un portazo.
Como siempre o no me oye o se hace el sordo. Ten hijos para esto. Pensar que hace dieciocho años nacía mi Xabier. Ains… se cree con muchos derechos y piensa que se va a comer el mundo. No sabe que el mundo es el que acaba por engullirnos a nosotros. En fin, ¿Qué le vamos a hacer?
– ¡Osasun! ¡Xabier! ¿Dónde os metéis?¡Que van a pasar ya!
Mi marido. No se ha enterado que el niño se ha ido ahora, a saber dónde.
Paciencia, Osasun. Vamos al balcón. Vivir en la calle Mercaderes es un privilegio, pero ese ángulo que hay en la calle… hay veces que me lo hace pasar mal, sobre todo si pillan los toros a algún desgraciado.
– ¡Ya era hora, mujer! ¿y el niño?
– Ahora viene. Ha salido un momento.
Ya llegan.
– Pero… ¿aquel no es nuestro hijo? – Grita mi marido
Mis ojos se abren como platos cuando consigo verlo. Cierro los ojos.
– Avísame cuando hayan pasado-. Le pido.
-¡Este se va a enterar cuando llegue!-. Pienso para mis adentros.