“JUEGOS DEL HOMBRE”
Jose Maria Diaz Suarez
Algo muy importante estaba ocurriendo. Miles de personas ocupaban las calles, bailando y cantando alegres himnos, día y noche, prácticamente sin descanso, bañándolas de líquidos que usaban para saciarse, muchas veces derramados de sus variopintos recipientes, sin prestarles atención.
La agitación nos dificultaba dormir, aunque esa noche, tampoco podríamos haberlo hecho. Sabíamos que esa mañana era nuestro turno porque éramos los últimos que quedábamos allí. A la salida del sol, un estruendo seco retumbó en el cielo. Se abrieron las puertas y algo nos impulsó a correr. Desde la cola del grupo no vi lo que pasaba. Con decisión, me coloqué como pude el primero. Entonces entendí lo que ocurría. Multitud de gente corría a nuestro alrededor agolpándose entre ellos, tratando de llegar antes que nosotros no se a donde. Acepté el juego y corrí más fuerte. Un hombre calló delante de mí, creo que le pasé por encima. Cuando lo rebasamos, rodó hacia un lado levantándose, y volvió a correr. Todo iba muy rápido hasta que llegamos a un recinto cerrado, grande, con gente aplaudiéndonos, y unos hombres nos metieron en unos establos donde pudimos descansar. De fondo, se oían los gritos de la gente que habíamos dejado atrás.
─ ¡Viva San Fermín!…
PAREJA FESTIVA
Juana Mª Igarreta Egúzquiza
Hola, me han dicho que esto iba de los Sanfermines y he pensado para mis adentros: “tú no puedes faltar”.Y aquí estoy. Perdona que de momento no te diga quién soy. Prefiero, con las pistas que te voy a dar, que lo adivines tú misma.
Me conoces desde pequeña. Recuerdo que un día siendo niña te perdiste conmigo y nos encontraron porque yo ya sabía tu nombre.
Soy tan afortunado que, año tras año, cuentas conmigo para compartir los mejores momentos y “momenticos” de las fiestas. Cogido de tu mano, te acompaño para presenciar el estallido del Chupinazo a las doce del mediodía del seis de julio; en ese instante es tal la emoción que me embarga, que no puedo evitar abrazarme a tu cuello y sentir cómo se te hace un nudo en la garganta, que no desaparece hasta el día catorce; entonces cantamos juntos el “Pobre de mí” y termino de nuevo cogido a tu muñeca. Así, año tras año, abrimos y cerramos juntos este incomparable carrusel festivo. Eso sí, terminamos los dos, yo más que tú, hechos un trapo. ¿Todavía no sabes quién soy? No te preocupes. Fijo que estaremos juntos en los próximos Sanfermines. Pamplona es un pañuelo.
AMOR TAURINO
Pilar Añibarro Aguado
Me he enamorado. Cuarenta y ocho años y alguien ha irrumpido en mi corazón como un toro entra en la plaza. Aplausos en mi familia como el público en los tendidos. Abucheos de mis anteriores novios. Colorada cuando me da un beso, del mismo tono que las boinas y las fajas, todo se tiñe de un rojo pasión. Con barba, no lo quiero afeitado y de buena casta. Aplausos. Me encantan los paseíllos agarrada de su mano. Creo que le gusto, mis compañeras me llaman Vero pero él prefiere mi nombre completo “Verónica”.
He tenido una gran suerte, lo quiero para todo el año, no para solo una semana. Compraré un abono anual. Me gustaría rematar la faena con él, quizás me pida en matrimonio. Aplausos. Sus amigos le llaman el soltero de oro en plan burladero pero yo les recomiendo que se dediquen a sí mismos la canción “pobre de mí” al ser la envidia la que les corroe. Pitos. Me haría mucha ilusión una boda goyesca, llegar en coche de caballos con la misma alegría que los rejones en el ruedo al compas de un pasodoble. Pañuelos y dos orejas.