VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


LA PEÑA

Rufino García

Somos una peña de lo más especial. Todos los años salimos juntos en Sanfermines. No nos perdemos una. En realidad, no podemos. Estamos de fiesta todos los días. Nos lo pasamos tan bien, y hacemos disfrutar a tantas personas venidas de todo el mundo, que no es extraño que multitud de gente se una a nosotros para disfrutar como nunca antes lo había hecho. Sin embargo, para qué vamos a negarlo, también nosotros tenemos nuestras rencillas. Los más viejos de la peña miran con cierto recelo a los más jóvenes. Sin ir más lejos, hace un momento, justo antes de salir, escuché hablar a los dos miembros fundadores de la peña.

-Al que no soporto es a ese novato presuntuoso que se las da de líder. Pero lo peor es que los demás le seguís el juego. No lo entiendo. Del otro novato lo puedo entender, pero ¿vosotros?

-Caramba, Coletas, no te pongas así. Hay que ver qué mal lo llevas desde que te ha quitado protagonismo Caravinagre.

Pero la cosa nunca llega a mayores porque lo importante es la diversión.

Hola, queridos amigos, me llamo Patata y sólo tengo una cosa más que decir: ¡que empiece la fiesta! ¡Viva San Fermín!

VICTORIA

Manuel García González

Una gota de sudor resbala por mi nariz y la veo caer mientras un mozo agita el compacto periódico ante mis ojos. Todo ocurre a cámara lenta. Suena un silbido y después un fuerte petardo resuena desde el cielo y rebota contra el asfalto, pasando por mis pulmones. Mi respiración se acelera y mis ojos se cruzan con los de otro mozo, nos intercambiamos el miedo. Oigo gritos distorsionados y, sin saber muy bien cómo, estoy corriendo. Huele a sudor, a desafío, a valor…Aunque no les veo ya les oigo tras de mí, un mozo cae con estrépito y yo sigo corriendo, les tengo detrás y me falta el resuello pero no dejo de correr. De reojo veo la cabeza del toro, los cuernos oscilan en un suave movimiento de arriba a abajo, está detrás de mí, a mi derecha, está muy cerca, casi me toca con el pitón izquierdo, me falta el aire, noto el pinchazo y de repente una mano fuerte me aparta del pitón, mientras el experimentado periódico priva al cabestro del premio. Yo me aparto viendo el rojo y blanco, ni siquiera me ha mirado, ni siquiera le he visto la cara…huelo a almendras y respiro, ahora profundo, a victoria.

OJOS NEGROS

Dolores Gutiérrez Rebolleda

Son las ocho, en la torre sur de San Cernin, el gallico mira al reloj y éste, puntual anuncia que dos cohetes con su estruendo desatan la furia y bravura en los corralillos. Noto como la sangre me sube a la cabeza, siento acelerarse los latidos en mi sien, la faja me aprieta, me seco en ella el sudor, giro el pañuelo anudado en mi cuello y… explosión de sentimientos. Empiezo una frenética carrera, miro a los dos lados, tropiezo, rozo mi cara en el pelo negro zaino de un compañero de carrera que gira su cornamenta, mis ojos y los suyos se encuentran como un puente en el vacío, sólo existimos él y yo. Iniciamos una comunicación intensa, casi espiritual, siento su fuerza, orgullo y altivez, no sabría decir si avanzamos, ni cuanto duró ese encuentro. Entonces, me rendí, baje la vista como vasallo ante su señor esperando su castigo, pero él sólo emitió un bufido que impregnó todos mis sentidos. Ese momento quedará grabado para siempre en mi mente. Vuelo entre la gente que me arrastra por Mercaderes, Estafeta, Telefónica y callejón.
Ahora ya dentro de la plaza, él me vuelve a mirar…
Debería inventarse un nombre para esta emoción.