TOROS, SANGRÍA Y FIESTA
Enrique Jiménez Paramás
Llegará la fiesta más esperada para nosotros, nos vestiremos de blanco y rojo, correremos como galgos delante de los toros, sentiremos taquicardias en el corazón, bailaremos al son de la charanga, nos ahogaremos en cerveza y sangría, conoceremos a multitud de gente, australianos, gringos, nigerianos ¡todos estupendos! Dormiremos en los bancos de los parques, el sol abrasador de las 5 de la tarde nos despertara, colonizaremos en cada uno de los bares abarrotados de gente hambrienta, almorzaremos a cualquier hora del día, degustaremos platos exquisitos como pulpo, paella e incluso un apetecible bocadillo caliente de jamón y queso en pan baguette. Tomaremos las calles rumbo a la plaza de toros, disfrutaremos del espectáculo de aquellos benditos locos con más sangría que sangre en sus venas, que intentarán esquivar con sus escasos reflejos a una manada de toros miopes que se guiaran por aquellos colores vivos que les provocan.
Nos fundiremos con un beso bajo la luz de los fuegos artificiales que deslumbrarán a todos los presentes del lugar, arrastraremos bienaventuradamente el cansancio hasta el séptimo día, donde con la traca final concluirá nuestra emocionante fiesta de San Fermín.
A SAN FERMÍN NOS VAMOS
Jairo Manuel Sánchez Hoyos
Me asomo al balcón del hotel, ya viene el río de blanco y rojo. Me bajo corriendo. Corro entre contento y avispado. Una voz dulce canta un pasodoble, la masa le hace coro. Suena el chupinazo… Es la alegría por San Fermín. Yo también me llamo Fermín, que según mi abuela significa guapo, valiente, será por eso que nadie me para, corro, corro, a llevar los toros al coso. Ayer los aprecié en los corrales, son dignos rivales. Canto con el pueblo ¡Viva San Fermín! ¡Gora! ¡Gora San Fermín!”. Corremos, corremos, de blanco y carmín. Mi amigo me reclama, ¡que salga! Yo le sonrío, estoy feliz, para eso vine a este país. Yo, que ni ver ordeñar una vaca en mi vida, y ahora luzco torero de arrojo y valor. En esta acción de flor y capullo, es mío todo el orgullo. Con mi pañuelito dorado, un capotazo, ¡ole torito enojado! La foto en la tele. La novia me la envía por celular. “Por acá todos te vimos, ahora eres el más famoso entre mi gente. Me manda un beso desde nuestro rincón, me señala al corazón. Desde el aeropuerto le escribo apurado: “Mañana estaré en tu pecho como el torito más bravo”.
VIVA SAN FERMIN
Jose Candelario Moreno Rodriguez
Después de esa mirada enigmática, sentir su respiración embravecida y el cruel toque ennegrecido…
El dolor invadió su ser, como aguijón del escorpión más venenoso y mortal, sentía como se desvanecía entre la multitud alegre y despavorida, la sangre emanaba roja, roja, como su herramienta de tela, la herida era profunda, el ardor ensordecedor, como los gritos de la muchedumbre. Inconsciente y perturbado cerró sus ojos, mientras recuerda las palabras de esa mujer, que lo vio venir al mundo desde sus entrañas.
-Deja esa estupidez de los toros.
¡Tú, no eres torero!
Después de un mes…
Siempre recuperaba sus fuerzas, se curaban sus heridas y cada año, volvía a la fiesta de los toros, no le importaba ser herido, sólo tomaba valientemente su capote rojo y salía a las calles a esperar las bestias negras que lo hacían estar vivo otra vez… gritando (en voz española) en cada salida:
-Viva san Fermín.