NO SABE QUE ES EMOCIÓN…
Eric Bats
Y de repente dieron la señal : ¡PUM ! Siento que se me sube una ola fría que me inunda literalmente. Me lleno los pulmones de aire para evitar el ahogamiento. Con el miedo, te flaquean las piernas, según dicen. Es cierto. La marea roja y blanca avanza rápido, me zarandea y a lo lejos diviso un erizamiento de cuernos que sube y baja por encima de este mar de gente. Tengo que correr también. Y rápido. La cuesta de Santo Domingo es empinada, más larga que un día sin pan. De súbito, aquí están los toros, detrás, veo a hombres resbalando, saltando, cayendo. En medio de este maremoto, atisbo un hueco entre dos hombres, una salida hacia la que me abalanzo, en la que me meto precipitadamente, me aplasto contra un muro, me pego a él, me sofoco, jadeo, y me dejo caer al pie del muro mientras pasa el carguero negro y cornudo de las ocho, indiferente. Delante de él siguen corriendo quienes eligieron cumplir con su destino dejando tras sus pasos a los demás, ahogados por el mar de emociones.
…quien no ha corrido el encierro
Cuando al sonar el cohete
Se acelera el corazón
(Jota Navarra)
CONFIDENCIAS ENTRE AMIGOS
Daniel Montoya Ayesa
– Y esos niños a hombros de sus padres, que acompañan nuestros pasos con palmadas. Y esa sonrisa llena de felicidad de los abuelos, reviviendo con los nietos sus años de juventud. ¡Y qué decir de los más pequeños! Superando sus temores y ofreciéndonos sus preciados chupetes…
– No se a donde quieres llegar querido amigo
– ¡Debemos estar a la altura de la situación! Somos quienes llenamos las calles de música y color, debemos ofrecer a las familias nuestro mejor repertorio. ¡Y lo qué es más importante! Tenemos que ser capaces de emocionar a todos aquellos que nos ven, para que hablen de nosotros el resto del año
– Tienes razón, amigo. Será mejor que nos despidamos y aprovechemos para dormir esta noche tan especial
En ese momento, Josemiguelerico cerró los ojos, mientras un hormigueo le recorrió todo el cuerpo. A pesar de haber vivido 154 noches como esta, nunca se llegaba a acostumbrar. Era el 5 de Julio, y ya quedaba poco para que aquellos grandes protagonistas volvieran cobrar vida. Se acercaba su momento.
MÁS VIEJO, MENOS ÁGIL
Esteban Torres Sagra
Es mi sexto San Fermín, bueno el séptimo si cuento 2008, aunque apenas participé aquel año por problemas de intendencia. Los seis –o siete- seguidos, y creo que envejecer de esta forma es lo más a lo que aspiro. Más viejo, menos ágil, con más arrugas y peor color cada vez, es cierto, pero con las mismas ganas de siempre y la disposición intacta, empapado de calimocho o de sudor mañanero, según la hora y el nivel etílico de la cuadrilla. Trece puntos me hicieron falta hace dos años tras un percance en Estafeta, pero ahora, si no lo sabes, apenas si se nota la cicatriz. Estoy de marcha desde las siete y media, calentando para el encierro, hasta las cuatro de la madrugada, por ahi, por los bares de pintxos. Y después esos churros con chocolate que me dejan clavado su olor a fritura en mis poros delicados, que parezco de seda. Luego una duchita rápida y al tendedero para estar mañana otra vez limpio y comenzar el día en el cuello de mi mozo. No hay mejor destino para una tela roja -dentro y fuera de Navarra- si se es percal, que ser capote; si se es algodón, que ser pañuelo.